
Aunque las autoridades gubernamentales y ambientales aseguraron que la obra de la SEDENA en la laguna de Bacalar podrá realizarse al contar con los permisos requeridos, grupos civiles y ambientalistas cuestionaron que no ha habido transparencia sobre los estudios de impacto ambiental, al ser considerados de "seguridad nacional".
Por una parte, la representante de la asociación civil Agua Clara, Melissa Maravilla, criticó que tras la reunión que se realizó ayer se aclararon varios temas, pero las dudas sobre las posibles afectaciones por el relleno, dragado, así como el impacto por el uso de maquinaria pesada, no fueron aclaradas.
En este sentido, indicó que mucha de la información que han solicitado se ha denegado con la justificación de ser de "seguridad nacional", por lo cual preguntó cuál es el riesgo de preguntar sobre las obligaciones ambientales que deben de cumplir por la construcción de un inmueble habitacional que servirá como espacio recreativo y de descanso de los militares.

Un aspecto que también fue cuestionado por el Consejo Ciudadano de Bacalar, grupo que exigió la transparencia sobre los permisos otorgados a la SEDENA, "puesto que SEMARNAT no presentó un análisis detallado que justifique dicha exención, y el INAH no ha ofrecido aún los fundamentos de sus autorizaciones".
Lo anterior, dado que, aunque el proyecto se modificó para ser más "amigable" con el ecosistema lagunar y respetar el paisaje que comparte con el Fuertes San Felipe, se han llevado acciones durante la obra que ya ha tenido un impacto negativo.
En consecuencia, pidieron a las autoridades que tomen las medidas necesarias para mitigar y restaurar el daño que se ha ocasionado a la laguna por estos trabajos.

A pesar de la reducción del tamaño de la obra, los representantes del Consejo Ciudadano insistieron que la Sedena y las autoridades deben aclarar el tamaño del proyecto, tanto los metros cuadrados, altura de la barda y la construcción, materiales que se utilizarán y estilo arquitectónico, el cual solicitaron vaya acorde con el del Centro Histórico de Bacalar y del Fuerte.
Finalmente, manifestaron nuevamente su rechazo a la construcción, la cual se ajustó de forma improvisada ante las protestas ciudadanas, ya que se ha realizado sin proteger el patrimonio cultural y natural, ignorando a su vez las regulaciones ambientes.
Y también este caso ha expuesto, según explicaron, un peligroso antecedente en el que las autoridades ambientales, culturales, municipales y eststales se somenten a las necesidades de la SEDENA, bajo el argumento de la seguridad Nacional.