Un grupo de aproximadamente 200 personas, entre extranjeros residentes y ciudadanos locales, se manifestó ayer en protesta por el acceso libre a las playas de este municipio. Las vías de la entrada de la ciudad fueron bloqueados por alrededor de dos horas generando severas afectaciones a la circulación vial.
Congregados a la altura de la avenida principal de esta ciudad, en la intersección de la Cobá y con pancartas en mano, los manifestantes pidieron, principalmente a la presidenta Claudia Sheinbaum, el acceso libre y sin costo a las playas ubicadas en el Parque del Jaguar.
Los manifestantes, que llegaron desde las 10 de la mañana, bloquearon por cerca de una hora la avenida Tulum, a la altura del supermercado, para visibilizar su reclamo a los conductores que transitaban en la vía. Dentro de la protesta se observó un buen número de extranjeros con residencia en este municipio, quienes se unieron a las voces de fundadores locales para respaldar la inconformidad por el acceso sin costo a las playas de este destino.
Luego de haber bloqueado la avenida principal, los manifestantes marcharon por la avenida hasta llegar a la entrada de la zona arqueológica, llegaron a la taquilla de cobro de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), ahí fueron recibidos por agentes de la Guardia Nacional, quienes escucharon sus peticiones y los invitaron a pasar al área de playas; sin embargo, los manifestantes se dirigieron a la entrada de la ciudad.
Al salir de la zona arqueológica, los inconformes volvieron a bloquear los accesos a la ciudad por más de dos horas, en ese lapso se generaron varios conflictos con transportistas que intentaban cruzar sin éxito debido a que las personas obstruyeron con troncos para que los vehículos no lograran pasar y sus peticiones se hicieran visibles.
Luego de haber llevado su manifestación al límite, las personas, al ver que ningún tipo de autoridad se acercó y luego de dos horas de bloqueo y de sentir la presión por parte de los automovilistas afectados, iniciaron su recorrido por la avenida para concluir en el centro de la ciudad; sin embargo, amagaron con retornar a manifestarse el 1 de enero.
Daños económicos y turísticos
El bloqueo de las principales vías de acceso a la ciudad y a la zona arqueológica tuvo un fuerte impacto en la economía local, especialmente en los sectores turístico y de transporte. Cientos de turistas se vieron afectados por los retrasos en sus traslados, lo que provocó pérdidas significativas para operadores y conductores, debido a cancelaciones de tours y retrasos en los servicios.
Juan García, uno de los transportistas afectados, señaló la necesidad de establecer protocolos de actuación ante este tipo de situaciones, a fin de minimizar los efectos negativos en la economía, ya que hizo ver que los trabajadores tienen tiempos de entrega y los retraso se traducen en pérdidas económicas.
“Es fundamental tener un plan de contingencia ante este tipo de bloqueos. Los turistas no entienden la situación, y nosotros, como transportistas, estamos perdiendo mucho dinero. Necesitamos soluciones que no afecten al flujo de turistas”, comentó.
Perspectiva de los prestadores de servicio
Algunos guías turísticos locales opinaron sobre el cobro de acceso al Parque del Jaguar, argumentando que los visitantes no se quejan de estas tarifas, ya que están acostumbrados a situaciones similares en otros destinos internacionales.
De acuerdo con Luis Heredia, líder de guías turísticos, la mayoría de los visitantes entiende que el cobro es necesario para la conservación de las playas y para garantizar la limpieza y el mantenimiento del parque, lo que beneficia tanto a locales como a extranjeros. Destacó que la inversión en el proyecto ha mejorado las instalaciones y los servicios en la zona, siendo bien recibida por los visitantes.
“Los turistas que llegan a Tulum saben que en muchos otros lugares también se cobran tarifas por el acceso a las playas. En lugar de verlo como un inconveniente, lo ven como algo necesario para conservar estos lugares. La inversión en infraestructura se ha reflejado en un mejor servicio y en playas más limpias”, explicó un guía turístico de la zona.
Conflicto por el acceso
Los inconformes consideran que el acceso a las playas debería ser gratuito, tal como lo estipula la ley mexicana que establece que las playas son de entrada libre para todos los ciudadanos; sin embargo, algunos también estuvieron de acuerdo con el cobro, pues observan que los arenales se mantienen limpias y ese es el atractivo para cientos de turistas.
Los residentes y manifestantes insistieron que las playas son patrimonio de todos los mexicanos y no deberían ser objeto de cobros que sólo beneficien a empresas privadas o a autoridades que gestionan las Áreas Naturales Protegidas.
Los ciudadanos y turistas esperan que se logre un acuerdo que permita el acceso libre y gratuito a las playas, garantizando su conservación para las generaciones futuras.
Además, recientes cambios en los accesos a la zona arqueológica, como la obligación de utilizar lo que era el ingreso a la antigua Base Naval de la Secretaría de Marina, ahora reconvertida en el nuevo Parque del Jaguar, han generado descontento entre comerciantes y trabajadores de la zona.
Estos cambios, implementados por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), han sido señalados por los manifestantes como perjudiciales para las actividades económicas y turísticas de la región.
Mientras algunos turistas aceptan las tarifas de acceso como una medida para la conservación y mantenimiento de las playas, otros consideran que estos cobros son excesivos y limitan su experiencia. La percepción de los turistas varía según su origen y experiencias previas en otros destinos turísticos.
Al concluir la manifestación, algunas de las personas involucradas señalaron que las protestas se extenderán para el 1 de enero, a una nueva convocatoria para que el acceso gratuito a las playas para residentes extranjeros y residentes nacionales sea una realidad, pues consideran en general que el mantenimiento debe ser solventado por las autoridades federales y no por los usuarios que ingresan a esa área.
Hubo algunos conatos de bronca con transportistas, quienes, en su desesperación por continuar hacia sus destinos, estuvieron a punto de llegar a los golpes entre ellos.