Hasta el mediodía de ayer, 7 mil 486 personas habían firmado en una plataforma con especialidad de ayuda sobre injusticias, para frenar el peligro ambiental al que está sometida la laguna Chacmuchuch, luego de que se expuso el ecocidio que vive desde hace 30 años, tiempo que tiene la declaratoria de reserva protegida por el Gobierno de Quintana Roo.
Trascendió el daño causado al principal cuerpo lagunar del litoral Norte de Quintana Roo, donde se reproducen variedades de especies marinas, como tiburones, langostas, camarones, pulpos y tortugas; sin embargo, su entorno es depósito de miles de metros cúbicos de lixiviados desde 1994, cuando se instaló el primer relleno sanitario, señalaron miembros del “Comité de Vigilancia y Educación Ambiental Río Chacmuchuch”.
Esta organización limpia regularmente la orilla del cuerpo de agua, en especial los accesos, como el de la laguna manatí, con la que se interconecta, pues han documentado el mal manejo de lixiviados. Algunos vecinos indicaron que desde que se instaló el depósito de basura nunca se vigiló el protocolo internacional para su control, de principio a fin.
Ahora, sigue generando “jugos de basura” que llegan a los manglares y en un permanente escurrimiento hacia la laguna cuando se desbordan los depósitos a causa de las lluvias, señalaron los denunciantes.
Los inconformes hicieron un llamado al gobierno federal para que se inicie una investigación interna en la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), porque los funcionarios no están promoviendo la conservación ambiental y, al contrario, “son ecocidas que nunca atienden ninguna denuncia”.
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Dinorah Quintal, Bernardo Hautenne y Beatriz Rodal, los activistas detrás del documental “Laguna Chacmuchuch, en ecocidio quieto”, expusieron la grave crisis ambiental que afecta al cuerpo lagunar, de 12 mil hectáreas de superficie, una zona natural protegida que enfrenta un grave problema de contaminación por lixiviados provenientes de vertederos de basura.
La problemática data de 1994, dijeron, cuando se estableció un vertedero en el área natural, el cual fue cerrado en el 2006, sin el debido mantenimiento.
Lamentaron el reciente comunicado de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) al afirmar que “no había residuos peligrosos en la laguna”, cuando los activistas aseguran que la realidad es diferente, pues los lixiviados contaminan tanto el agua del cuerpo de agua, como el manto freático, afectando gravemente la fauna local y la salud de los residentes cercanos.
GC