La acción de gracias es un ritual maya que se va perdiendo poco a poco, dado que no existe interés en las nuevas generaciones para practicarlo, pese a que ha sido de gran beneficio para los campesinos, comentó Aniceto Velázquez, rezador maya.
Consideró que no se ha perdido, pero sí se encuentra paralizada, aunque los abuelos que todavía están con vida la siguen practicando en sus centros de trabajo. “Debemos ser agradecidos y, más que nada, respetuosos. Antes de hacer la milpa debemos de pedir permiso a los dioses del monte para que nos permitan trabajar la tierra que hemos elegido. Una vez lograda abundancia en la cosecha, debemos de dar las gracias”, dijo.
Con estos rituales, las comunidades mayas han logrado obtener sus cosechas, no para su comercialización a gran escala, sino para poder alimentar a sus familias. Son trabajos que realizan con mucha fe.
De acuerdo con sus procedimientos divinos, llevan a cabo un ritual junto con una ofrenda para cada actividad. Los campesinos realizan estas prácticas para realizar su trabajo sin contratiempos; al final se lleva a cabo la acción de gracias a los dioses por la cosecha.
Comentó que los campesinos son muy reservados con este tipo de ofrendas, ya que en muchas las ocasiones las realizan solos en sus milpas. Velázquez añadió que es importante el rescate de estos usos y costumbres de las comunidades indígenas para tener una buena cosecha y agradecer por esta.
Puntualizó que es necesario que las nuevas generaciones se interesen en estas actividades que realizaban los ancestros, para evitar que se queden “dormidas” para siempre. Consideró que se debe impulsar una escuela para enseñárselas a los niños y mantenerlas vivas.
JX