La ilusión de despertar y ver los juguetes que le pidió a los Reyes Magos fue truncada para la pequeña Alondra, de 11 años, a quien le tocó estar en la hora y el lugar equivocados. La mañana de ayer, la niña salió a comprar cochinita para el desayuno, a unos metros de su vivienda, pero fue utilizada como escudo humano por un joven a quien, según testigos, perseguían desconocidos con la finalidad de robarle su motocicleta.
“Ella ya se iba cuando él la abrazó y a los dos les dispararon. La niña no supo qué pasaba, no pudo gritar ni decir nada, todo fue bien rápido” dijeron testigos del doble homicidio, ocurrido a plena luz del día, en la colonia irregular Valle Verde.
En 12 días, tres menores han sido blanco de ataques armados en la Entidad. Aunque las autoridades han señalado reiteradamente que los indicies delictivos van disminuyendo, en contraparte aumentó la frialdad de éstos. Este último caso consternó a la ciudadanía en general, pues la menor volvía a su hogar con el desayuno cuando fue privada de la vida sin deberla ni temerla. Sus padres escucharon los disparos, pero creyendo que se trataba de pirotecnia no le tomaron importancia, tiempo después les avisaron que Alondra había sido asesinada.
En torno al caso, la Fiscalía General del Estado (FGE) únicamente dio a conocer, en un escueto comunicado, que se había iniciado una carpeta de investigación por el doble homicidio.
La mañana de ayer, la tienda de abarrotes “Mari”, ubicada en las calles Trueno y Gloria, del asentamiento irregular Valle Verde, fue el blanco de todas las miradas, ya que a la entrada yacían los cuerpos de un joven y la menor, ambos sobre un charco de sangre. A unos metros había alrededor de 10 casquillos percutidos y entre las calles, como nunca se había logrado ver, patrullas con policías fuertemente armados quienes realizaban revisiones preventivas al azar, a cualquiera que les pareciera sospechoso.
La primera llamada al número de emergencias 911 se realizó alrededor de las 10:20 de la mañana. Se dijo que un hombre desconocido tenía abrazada a una niña a la entrada de una tienda de abarrotes, y al mismo tiempo suplicaba por su vida. Esto provocó una movilización policíaca, lamentablemente no había patrullas cerca de la colonia, y para cuando las autoridades y cuerpos de auxilio llegaron, únicamente confirmaron la muerte de las dos personas.
De acuerdo con testigos, la pequeña Alondra se retiraba del lugar, luego de haber comprado su desayuno, cuando el joven, intentando escapar de una muerte segura, la jaló y abrazó, creyendo que los delincuentes, quienes con pistola en mano les apuntaban, se tentarían el corazón e iban a perdonar a la pequeña. Ella quiso escapar del desconocido que la tomó por sorpresa y como escudo humano, pero de nada le sirvió luchar ya que enseguida comenzaron los disparos y su último instinto fue cubrirse la cabeza.
Lamentablemente los delincuentes se encontraban a escasos metros y accionaron las armas en varias ocasiones y, cuando ambos tocaron el suelo, ya no contaban con vida.
Al ver lo sucedido, testigos corrieron en dirección contraria para evitar ser blanco de una bala perdida; otros, de inmediato avisaron a las autoridades. Las siguientes llamadas fueron para solicitar una unidad médica, refiriendo que había personas heridas de bala. “Ella quedó con sus manitas en la cabeza, como si estuviera dormidita”, se comentaba entre los vecinos.
En esos momentos, la madre de la menor se había metido a bañar, cuando fueron a tocar a su puerta y le avisaron que habían matado a su hija. Ella, su esposo y otros familiares corrieron hasta donde estaba la pequeña, quien ya había entrado al sueño eterno; sin embargo, las autoridades la retiraron con el argumento que podía entorpecer el trabajo de los agentes ministeriales, quienes estaban en camino.
Poco a poco las calles fueron cerradas con patrullas atravesadas, cintas que impedían el paso, y uniformados que celosamente custodiaban los cuerpos. A 30 metros de ellos, hombres, mujeres y niños comentaban lo que habían visto. Otros hablaban de la inseguridad que se ha apoderado de las calles de dicho asentamiento irregular, pero todos coincidían en que han sido abandonados por las autoridades, quienes únicamente ingresan cuando hay un hecho de alto impacto.
Con lágrimas en los ojos, familiares de la pequeña veían cómo el personal del Servicios Periciales trabajaba asegurando los casquillos percutidos y finalmente hacían el levantamiento de los cuerpos.
Poco antes, la madre del joven acudió y, debido a la crisis nerviosa que sufrió al enterarse del desenlace de su hijo, tuvo que ser asistida por paramédicos.
Una vez que los cuerpos fueron trasladados hasta las instalaciones del Servio Médico Forense (Semefo), la FGE publicó un comunicado para dar a conocer que se había iniciado una carpeta de investigación por el doble homicidio calificado.
Durante el 2024, 18 menores perdieron la vida a manos de integrantes del crimen organizado. El último caso ocurrió en Navidad, cuando José, un niño de 10 años, y su madre perdieron la vida a bordo del auto en el que se desplazaban en la avenida Chac Mool, a la altura de la 20 de Noviembre, en Cancún. Su abuela y su hermanita resultaron ilesas. De acuerdo con autoridades, los sicarios se confundieron creyendo que el esposo de la mujer era quien conducía el vehículo.
