La zona del naufragio de vapor “La Unión” en aguas de Sisal, que entre 1855 y 1861 transportaba esclavos mayas a Cuba, se convertiría en un museo de sitio para ser visitado por medio del buceo o de nado por snorkel, lo que ayudaría a la puesta en valor de este patrimonio subacuático y también detonaría proyectos de beneficio de la población, informó la arqueóloga Helena Barba Meinecke, responsable de la Oficina Península de Yucatán de la Subdirección de Arqueología Subacuática (SAS) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
“Hay un naufragio en Sisal que se reportó hace un par de meses, evidencia de esclavismo maya del vapor “La Unión”; lo dimos a conocer en muchos medios. Lo siguiente es la puesta el valor y habilitarlo para el público. Para buceo, para snorkel, pero también les generamos una posibilidad de otro tipo de economía a través del turismo a los pobladores del lugar y esperamos que en un año más o menos lo podamos hacer”, expuso.
Destacó que en su caso ya son 20 años de trabajo coordinado con diferentes instituciones, en el hallazgo de barcos hundidos, desde la frontera con Belice hasta Tabasco, todo el litoral de la línea de costa, hasta 200 millas náuticas, y en terrenos ganados al mar, donde hay construcción de obra pública, en muelles, malecones, etc.
“Se han identificado 395 barcos hundidos que van desde las épocas de la cultura maya hasta el siglo XIX, incluyendo el paisaje marítimo, es decir, todas las construcciones que derivan y que dan hacia el mar, como Tulum, la Isla de Jaina, donde hay construcciones relacionadas con la construcción marítima”, expuso.
En este contexto, dijo que se trabaja en la puesta en valor de patrimonio hallado en Sisal, que se encuentra a unas 2 millas náuticas (3.7 kilómetros) del puerto del lugar, donde se descubrió al vapor “La Unión”, que sería el primer barco que se utilizó para el tráfico de esclavos mayas.
Dijo que en este barco explotaron las calderas y el incendio provocó el hundimiento cuando se dirigía a Cuba y los datos muestran que transportaba esclavos mayas que fueron capturados en la Guerra de Castas, lo cual está documentado gracias a un informe que envía el presidente Benito Juárez a la Península de Yucatán para que se investigara un caso de esclavismo, porque era una práctica prohibida desde la Independencia.
“El presidente manda a hacer un informe e, incluso, Benito Juárez emite un decreto el 6 de mayo de 1861, para impedir la extracción forzada de cualquier individuo maya. Esto fue antes de que se diera el naufragio de barco pues en septiembre se dio el hundimiento del vapor en su camino a Cuba”, comentó.
De acuerdo con información difundida por el INAH, este hallazgo de relevancia internacional dado que hasta hoy no se había documentado una embarcación que traficara personas mayas.
En los últimos años se han descubierto otros naufragios esclavistas: las naves “Clotilda” y “Henrietta Marie”, en Alabama y Florida, respectivamente; el “Trovador”, en República Dominicana; y el “San José”, en Ciudad del Cabo, Sudáfrica; pero todos eran lo que se conocía como ‘barcos negreros’, aquellos que por más de 400 años sustrajeron personas de África para venderlas en el continente americano.
Pese a que las calderas estallaron y la embarcación se incendió, la sentina, parte inferior del casco, en la zona más baja de la sala de máquinas y justo por encima de los doble fondos, descendió siete metros desde la superficie hasta el fondo de las aguas someras.
Al cubrirse de arena, la madera del fondo del casco se conservó hasta hoy, lo mismo que elementos aún reconocibles, como las ruedas de paleta, calderas, compartimentos y objetos para la sujeción como pernos de cobre; además se identificaron artefactos relacionados con la vida cotidiana a bordo, entre ellos, fragmentos de vidrio de botellas y cerámica e, incluso, ocho cubiertos de latón que eran utilizados por los pasajeros de primera clase.
Luego de un proceso de tres años, se logró reunir la información suficiente para corroborar que se trataba del vapor “La Unión”.
La embarcación perteneció a la empresa española Zangroniz Hermanos y Compañía, establecida en 1854 en La Habana, la cual, un año después, fue autorizada para comerciar en México, realizando travesías entre Sisal, Campeche, Veracruz y Tampico.
Usualmente llevaba a Cuba pasajeros de primera, segunda y tercera clase, junto con mercancía, como fibras de henequén, cueros curtidos, palo de tinte y pieles de venado. No obstante, sus mandos también estaban en contubernio con los esclavistas, quienes introducían en pequeños e insalubres espacios a los mayas que capturaban o engañaban.
Un año antes de su hundimiento, en octubre de 1860, el vapor había sido sorprendido en Campeche cargando 29 mayas, entre ellos niños y niñas de 7 y 10 años, pero el escarnio no acabó con el contrabando de “La Unión”.
Fue hasta después de aquel trágico 19 de septiembre, en cuyo naufragio falleció la mitad de los 80 tripulantes y 60 pasajeros, que el gobierno mexicano puso mayor atención en los cateos en los puertos, a fin de impedir el tráfico de personas en las rutas hacia Cuba. Cabe subrayar que las cifras anteriores no cuentan a los esclavos mayas, pues estos no eran considerados personas sino mercancías.