Ana Laura López trabaja como doctora en el área de emergencias de los hospitales COVID del Issste e IMSS, y habló sobre las dificultades por las que han pasado los médicos de primera línea esta pandemia, uno de los principales aspectos es que no hay suficientes especialistas, han visto morir gente a falta de insumos, incluso hay médicos que han sufrido de úlceras en el rostro por el uso prolongado de los goggles y el cubrebocas, han tenido incluso que alejarse de sus familias para evitar contagios.
A pesar de esos esfuerzos, la especialista comentó que la población pareciera que no es consciente de lo que estamos viviendo, el COVID-19 no terminará de un día para otro, incluso con la vacuna.
Noticia destacada
Personal de salud hace filas por varias horas y les niegan la vacuna contra COVID-19
“Sí estamos cansados y algunos quizás decepcionados por la pandemia, como médicos damos todo lo que está en nuestras manos, pero hubo momentos en los cuales no teníamos suficientes camas ni material para atender a los pacientes, solo teníamos nuestras manos, no podíamos hacer mucho, personas jóvenes llegaban muy graves y cuando lográbamos entubarlos, morían, había ocasiones en que llegaban dos miembros de la misma familia, uno perecía y el otro preguntaba por su familiar, no podíamos decirle que había muerto, tenía que echarle ganas para salir adelante”, reveló.
La especialista puntualizó que las personas deben priorizar su salud, cumplir con todas las medidas sanitarias, la mayoría de los pacientes están en edades productivas, entre los 40 y 60 años, deben ver por su familia. “Cuando yo me contagié, sí llegué a pensar qué va a ser de mi hija si me muero”, confesó.
Comentó que se contagió de coronavirus y paralelamente tuvo neumonía, se aisló, aunque intentaban cumplir con todos los protocolos, en cualquier descuido el virus se transmite.
López recordó que se enfermó por muchas cosas “son jornadas muy cansadas, estresantes, todos los días estás con pacientes COVID, asilados, o quienes llegan con otras sintomatologías, apendicitis, diabetes, pero salen positivos a coronavirus”, es entonces cuando se percatan que no se cuidaron tanto, porque no utilizan el mismo equipo para pacientes que requieren intubar, cuando saben que son casos graves, que quienes llegan de entrada por otra sintomatología”, aunado a eso, recuerda que no comen bien, tienen exceso de trabajo y ya no tienen la misma capacidad de responder. En ese momento se enfermaron 4 médicos del mismo turno que ella.
Aseveró que, aunque ahora cuentan con todo el equipo de protección personal, al principio no tenían overoles, cubrebocas, se estaban adaptando a una nueva situación. Antes, por miedo, se apretaban mucho los goggles por temor a contagiarse, ahora ya tienen la habilidad de colocarse el equipo de protección, “realmente sí lástima tener la presión en la cara”, ahora de alguna manera ya se han acostumbrado, pero hay quienes han sufrido de divisas lesiones “aunque son momentáneas, hay compañeros con piel más sensible, o alergias y les generan lesiones, varios tuvieron que buscar tratamiento se les forman úlceras en la cara en la unión del cubrebocas con los goggles y tuvieron que comprar parches coloides para úlceras por la presión de los equipos.
La entrevistada lamentó que pueda incrementar el número de contagios debido a que las personas salieron desproporcionadamente a las calles en esta temporada y temen no contar con los recursos para poder atender a quienes se infecten a principios de año. “Por ahora sí hay suficiente equipo, ha incrementado la cantidad de pacientes de unas dos semanas a la fecha, la población ha bajado la guardia, hay amontonamiento de personas, ya no usan cubrebocas, hay más gente de la que solía haber en la calle, ya no sale solo una persona a hacer las compras, ya salen en familia” por lo que estima que en un lapso de 15 días incrementarían los pacientes”.
Es comprensible que la población esté harta del encierro, desde su perspectiva, aunque aprovechó para señalar que sí va a haber un repunte de casos en enero, debido a las aglomeraciones que se registraron para las compras de la temporada; prevé que sea bastante complicado el inicio del año, aunque su deseo es que no pase.
“En este momento en Yucatán estamos estables, no ha habido un repunte tan importante, lo interesante sería ver el momento en que sea el repunte, hoy no todos los médicos entran a ver pacientes COVID, si llegara a aumentar el número de pacientes y deban entrar más médicos, es cuando se vería si cuentan con todo, las autoridades deben haber previsto la reserva de equipos”.
Las memorias de lo que han vivido al interior de los hospitales regresan a la mente de la doctora, quien ha estado al frente, atendiendo casos y a veces sin poder brindarles una esperanza “recuerdo mucho en el IMSS, que es un hospital muy saturado no tener camas suficientes, se siente una impotencia muy grande, las personas llegan con la esperanza de que les puedan ayudar, nos tocó tener a pacientes en cápsulas de traslado porque no había lugar”.
Otro de los momentos de angustia por los que pasó fue cuando “un señor joven, de unos 30 años, con su esposa pedían ayuda, pero no podíamos hacer mucho, no teníamos tomas de oxígeno, no podíamos ayudarlo, hubo pacientes críticos, que desde que los vemos llegar sabemos el escenario catastrófico que se avecina, pero no podemos decírselo a los familiares, lo pueden malinterpretar, uno trata de ser empático, pero nos reclamaron, nos acusaban de que no los atendíamos, pero dónde lo coloco, cómo lo reanimo, si solo tengo las manos”.
Indicó que, particularmente los pacientes jóvenes cuando se empiezan a sentir mal, es un mal signo, “porque ya agotaron sus reservas, están tan graves que los pulmones están muy dañados y el pronóstico es malo”.
“El COVID-19 no va a desaparecer de la noche a la mañana, incluso con las vacunas, no se puede confiar que no habrá más contagios, porque es una enfermedad nueva y una vacuna experimental, no va a haber un día que ya no haya coronavirus en un corto periodo, pero tener médicos, medicamentos y espacios, es necesario para que los pacientes puedan recibir la misma calidad de atención, eso es lo que realmente les preocupa que no podrán dar la misma salida de atención, si hay un gran número de pacientes, aumenta el riesgo que no les vaya bien, es algo que quizá no ha entendido la población ni las autoridades”, espetó.
Destacó que la vacuna sí da esperanza, pero también existe la posibilidad de que la infección sea más severa, “eso no te exenta de que no te dé, puede que sea más leve o no te dé, sí ayudaría a que los contagios disminuyan, pero que la vacuna te la pongan hoy, no significa que mañana ya no te contagies, hay que esperar a la generación de anticuerpos, depende del estado de salud de la persona, es una falsa idea creer que con la vacuna todo se resolverá, es un paso en el cual hay que tomar en cuenta que está en fase de investigación, no sabemos qué tanto nos van a proteger, no significa que vaya a ser infalible”, añadió.
Al respecto, refirió que aún no les han dado una fecha exacta para vacunar a los médicos que atienden a pacientes con esta enfermedad, comentó que las autoridades sanitarias han hecho un censo de los médicos que están en primera línea, con base en ello iniciaría la aplicación de las dosis, “según rumores de pasillos en enero inicie la vacunación del personal de salud, pero aún no hay formatos, ni oficios” se estima que estará muy supervisado el proceso para que llegue a quien se le debe aplicar.
Es por esta experiencia tan fuerte, que para la entrevistada, lo que se tendría que hacer el gobierno es supervisar que los negocios realmente cumplan con las medidas de salubridad, en ocasiones el gel está sucio, los tapetes están secos, hacen dudar si el sitio está realmente limpio, “el aforo de los establecimientos tampoco se respeta, quizá las autoridades han sido más flexibles, cuando deberían ser más estrictas, esto no solo perjudica a la salud, sino en que las personas que abren sus negocios. Ser muy estrictos es la única manera de disminuir contagios.”
La doctora apuntó que al inicio de la pandemia fue mucha incertidumbre porque no sabían los protocolos de una enfermedad bastante grave y les daba mucho temor, con el paso de las semanas fueron aprendiendo a no tener tanto miedo, pero sí los cuidados necesarios para atender a los pacientes, el impacto que más les preocupa como médicos es la cuestión familiar, llevar contagios a la familia, sobre todo a los hijos, no saben si les va a ir bien o mal, eso le obligó a salirse de su casa, unos 3 o 4 meses, dejó a su hija con sus abuelos, fue muy difícil porque la familia no logra comprender del todo, los visitaba de lejos, los veía por la ventana, les daba dinero, despensa, esto es lo que más impacta al personal de salud, tener que salir de su casa para continuar trabajando.
Conforme fue pasando el tiempo, explicó que adquirieron experiencia en el trato de los pacientes y la vida diaria, ahora que han bajado los picos de infección, volvió a su casa, cuidando las medidas, llega a bañarse, deja los zapatos de lado, convive con la familia, pero no muy cerca, pero está muy pendiente de la sintomatología.
Finalmente, aseguró que este virus afecta a cada persona de una manera diferente, cada quien afronta esta situación de una manera u otra, "hay compañeros que llegaron a deprimirse porque haces y no logras nada, se afectaron en salud, tenían ansiedad, problemas físicos, presión alta, problemas abdominales, porque están sometidos a mucho estrés, tienes conflictos con los mismos compañeros, a pesar de que estamos habituados a estas situaciones, pero el que sea todos los días a todas horas con pacientes suplicando que los pongan en contacto con sus familiares es horrible porque no los han visto en mucho tiempo, están enfermos, que te digan yo no me quiero morir, doctora, ese escenario nadie se lo imagina", destacó.