El párroco Pedro Echeverría López hizo un llamado para rescatar las dimensiones de mirar a los Santos Reyes como intercesores y ejemplos para la vida cristiana, actuando por el bien común y por encima del privilegio personal, durante la tradicional “Bajada de Reyes”, evento que marca el inicio de los festejos de los santos patronos para los tizmileños, en el sentido de que las fiestas de enero están más relacionadas con la presencia de los peregrinos que acuden a esta ciudad a venerarlos.
Las sagradas efigies fueron bajadas de sus nichos de manos del párroco, Pedro Echeverría López; el vicario Juan Carlos San Agustín San Juan; los custodios cargando las imágenes de Gaspar, Melchor y Baltazar se encargaban de hacer un breve recorrido por los pasillos de la iglesia, mientras que los creyentes los aplaudían y hacían cánticos llenos de gozo por esa solemnidad.
El párroco señaló que hasta finales del siglo pasado se realizaba este signo como acción de gracias por las cosechas, pero debido al aumento de la conciencia comunitaria, impulsada por la renovación parroquial y la implementación del plan diocesano de pastoral, ésta adquirió nuevo significado a principios de este siglo, pues se implementó la salida de las imágenes a los sectores y comunidades congregando en torno a ellas multitudes de fieles que un ambiente gozoso y no pocos empezaron a llamarla “fiesta de los tizimileños”.
Expuso que la realidad ha exigido una nueva orientación y que desde el año pasado el coronavirus ensombreció al mundo entero modificando las costumbres y manera de hacer las cosas, pero ha permitido valorar la calidad de los cimientos sobre los que están construyendo la casa de Dios, mencionó que la comunidad está de pie continuando el camino como los Magos de Oriente, en búsqueda de señales que permitan ver la dirección correcta que deben dar a sus pasos.
Puntualizó la importancia de vivir esta experiencia comunitaria y de fortalecer el sentido de la reanimación de la sociedad.
Tras concluir la ceremonia eucarística, como es costumbre en el atrio de la iglesia, se ofreció como ofrenda el tradicional atole nuevo que se repartió entre los presentes; las sagradas deidades permanecerán fuera de sus nichos hasta el próximo 25 de octubre.
La familia Tun Delgado cumpliendo su promesa anual ofreció el atole como ofrenda, porque ellos cuentan con una milpa que encomendada a los Santos Reyes les rindió buenos frutos.
Previo al inicio de la ceremonia se formaron largas filas de personas que querían ingresar al santuario; sin embargo, sólo se permitió el acceso a 130 dentro de él y a 70 en la “capilla de velas”, respetando el aforo del 60 por ciento, por lo que algunas no pudieron ingresar, también se regularon estrictamente los protocolos sanitarios preventivos establecidos por las autoridades por la pandemia de coronavirus.
Este año por motivos de la pandemia, las imágenes mayores que recorrían las comunidades de la parroquia no realizarán sus visitas a cada una de ellas, en su lugar los Reyes Magos pequeños como los denominan, arribarán a estas poblaciones.
Esta decisión informó el párroco es para que no se generen aglomeraciones por lo que en las comunidades pequeñas como Kikil, Dzonot Box, Dzonot Tigre, X’Makulán, Yohactún, San Miguel, Chan San Antonio, entre otras, en sus capillas y en la recepción de las efigies contarán con un aforo de máximo 20 a 30 personas respetando las estrictas disposiciones sanitarias, mientras que en las comisarías mayores como Dzonot Aké y Dzonot Carretero se respetará dentro de sus capillas el aforo de 60 personas como máximo.
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JG