Integrantes de Rescate Zarigüeya piden a la ciudadanía no exterminar a ejemplares de esta especie porque son muy benéficos para el medio ambiente, a diferencia de las creencias populares sobre estos marsupiales de que son depredadores. Añaden que, en esta época del año, es común ver a estos animales en los patios y terrazas de las casas.
En los montes y terrenos del municipio es común el avistamiento de estos mamíferos, también conocidos como tlacuaches, los cuales ayudan al control de plagas, por lo que es importante no dañarlos.
Ingrid Celina Rodríguez Argüello, subdirectora de Rescate Zarigüeya, señaló las medidas que hay que tomar en caso de encontrarse a uno de estos ejemplares en el domicilio.
“Desde que venimos trabajando con estos animales, hemos recibido muchos llamados de la sociedad para rescatarlos y por eso muchas veces nos encontramos saturados, ya que debido a la pandemia también hemos tenido que pedir a la gente su colaboración, porque igual recibimos reportes de aves como búhos o lechuzas, y al espacio y atención que requieren se suma la carga tanto física, como económica”, señaló Rodríguez Argüello.
Indicó que, cada rescate es diferente, por lo que tienen que saber detectar si son crías, jóvenes o adultos, y así poderlos atender debidamente, además de acudir con algún veterinario para asesorarse y no dañar al ejemplar.
“Por eso, cuando los ciudadanos se contactan con nosotros, enviamos mensajes, pedimos nos expliquen cuál es la situación y una fotografía, así sabremos de qué especie se trata, su estado, si es una cría, juvenil o adulto”, precisó la activista.
Por otra parte, añadió que si desean más información confiable pueden acudir a veterinarios especialistas en fauna silvestre y recibir recomendaciones de ellos, pues muchas veces los cuidados que se difunden por Internet o en grupos de redes sociales, en lugar de ayudar, acaban por dañar a los animalitos. Hemos recibido casos en que el proceso de rehabilitar, después de estos cuidados erróneos, es muy tardado y costoso”.
En el caso de la zarigüeya, la rescatista comentó que, al ser omnívora, es decir, que come de todo, su alimentación no es un problema; sin embargo, el lugar donde debe permanecer depende de la edad y el tamaño del ejemplar.
“Nosotros usamos jaulas que fabricamos, cuando son crías y requieren más cuidados adaptamos contenedores plásticos con mallas, para luego administrar calefacción; tenemos focos y placas térmicas con termostatos para regular la temperatura y humedad de los animales. En cambio, si son juveniles, tienen jaulas bastante amplias en las que cabe una persona, con ramas y objetos que encontrarán en la naturaleza. Ahí mismo les proporcionamos alimento o insectos en el día o la tarde, para que no nos vean cuando inicie su actividad nocturna”, refirió Rodríguez Argüello.
Agregó que los adultos, en caso de encontrarse heridos, tienen espacios más reducidos para evitar que sufran otras lesiones y mantenerlos así en reposo.
Ingrid platicó que tienen a su cargo más de 60 ejemplares, entre zarigüeyas y aves de diferentes especies, al igual que el grupo de rescatistas conformado por cuatro miembros, los cuales cada uno tiene aproximadamente 20 animales a su cargo.
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JG