En Yucatán, en 2017 ocurrieron dos feminicidios que consternaron a la sociedad yucateca, asesinatos de mujeres que, a pesar del tiempo, siguen tan vigentes, sobre todo cuando hoy. Sin embargo, en 2021, el peligro sigue estando en manos de quienes alguna vez fueron sus parejas. El más reciente fue el de Teresa Vega Cuéllar, quien fue asesinada por tres sujetos, dos hombres y una mujer, esta última presuntamente sería quien le apuñaló.
El exmarido influyente
Emma Gabriela Molina Canto luchó dos años para recuperar a sus hijos, que fueron secuestrados por su padre, Alberto Medina Sonda, un político priista, con quien se casó en 2007. Sin embargo, sufrió por 16 años violencia intrafamiliar.
Ella y los menores padecían golpes físicos, psicológicos y económicos, hasta que Emma decidió divorciarse de Alberto, era funcionario del gobierno de Andrés Granier, en Tabasco. Emma Gabriela obtuvo la custodia legal de sus tres hijos y regresó a Yucatán.
El 25 de mayo de 2012 fue secuestrada por agentes judiciales de Tabasco, donde la llevaron culpándola de robo de autos y la golpearon. A los cuatro meses demostró que el delito que se le imputaba era falso, sin embargo, para entonces, sus hijos ya habían sido extraídos por el padre, lo que la llevó a iniciar la lucha para recuperarlos.
Fue hasta 2014, cuando la Procuraduría General de la República (PGR) rescató a los menores y detuvo a Medina Sonda. Sin embargo, las amenazas contra ella y su familia no se detuvieron, culminando con su asesinato el 27 de marzo del 2017, por dos sujetos, contratados por su exesposo.
Alrededor de las tres de la tarde, Emma Gabriela, quien trabajaba en el ayuntamiento de Mérida, llegó a su casa, en el fraccionamiento San Luis, cuando abrió su puerta, y dos hombres le dieron 11 puñaladas. Adentro de su hogar estaban sus hijos.
Alberto Medina Sonda se encuentra en la penitenciaría de Tabasco, donde purga una sentencia de 12 años de cárcel por el delito de lavado de dinero.
En medio de la plaza
El 23 de julio de 2017, Jessica Esmeralda Cano Baas, de 25 años de edad, se había quedado de ver con quien fuera el padre de sus hijos, Enrique Rafael Castillo, de 28 años, en un centro comercial, para platicar de sus problemas de pareja.
En algún momento de la discusión, Enrique sacó un cuchillo y se lo clavó a Esmeralda en el pecho.
La policía y los paramédicos llegaron a donde se encontraba Esmeralda, sólo para confirmar su fallecimiento, a quien reconocieron como empleada de una gasolinera cercana a la plaza.
Mientras era detenido, Rafael Castillo gritaba “cuándo sepan mis broncas me van a entender”. La Fiscalía General del Estado activó el protocolo de feminicidio.
GH