En las poblaciones yucatecas de mayor migración se registra un aumento drástico de personas con problemas de salud mental, afirmó Rocío Quintal López, especialista de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), al destacar la importancia de mejorar la atención que brinda el sector salud.
Dijo que entre los municipios con mayor número de migrantes están Akil, Cenotillo, Dzan, Maní, Mérida, Muna, Oxkutzcab, Peto, Santa Elena, Tekax, Ticul, Tixméhuac, Tunkás y Tzucacab.
Resaltó que en todas estas poblaciones es notable el número de personas con problemas de salud mental, pero es mínima la atención que reciben para solucionar su situación.
En las familias mayas la migración del padre se vive como un duelo, las madres sufren cuadros depresivos y los hijos padecen una “depresión enmascarada”.
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Por tanto, hay una alta demanda de servicios de salud mental que no se atiende y termina en la automedicación, agregó.
Remarcó que el problema se complica aún más ante la automedicación, pues es alto el consumo de antidepresivos y de ansiolíticos.
“A pesar de que hay una alta demanda de servicios de salud mental, la Secretaría de Salud de Yucatán (SSY) no lleva a cabo acciones de prevención ni de detección oportuna de casos”, acotó.
Agregó que en las comunidades mayas donde es alto el índice de migración hay una gran necesidad de servicios de salud mental, pero hasta el momento el Estado no responde a esta demanda como se debe.
Advirtió que las parejas de migrantes tienen problemas de salud mental, por lo que optan por la automedicación.
La especialista del Centro de Investigaciones Regionales “Dr. Hideyo Noguchi” de la UADY comentó que “hay mucha automedicación, toman varias pastillas, desde ansiolíticos y antidepresivos, pero sin una prescripción médica, sin un control”.
Abundó que las mujeres presentan cuadros de somatización, que derivan en migrañas, dolores crónicos recurrentes y diferentes malestares, todos asociados con depresión.
En el caso de los menores de edad que esperan el retorno del padre se presenta la “depresión enmascarada”, que en los adolescentes se manifiesta con problemas escolares, y en los niños como tristeza y llanto, entre otros problemas psicológicos.
“Son adolescentes que iban en la escuela, pero en el momento en que el padre se va, empiezan a tener problemas de conducta y de rendimiento”, abundó.
Quintal López añadió que los migrantes yucatecos pagan con su vida el “sueño americano”, pues regresan con enfermedades terminales, como cáncer, o con adicciones graves.
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CC