Greenpeace México no se detendrá hasta que las mega granjas de cerdos, como Kekén, cierren sus puertas en Yucatán y dejen de contaminar gravemente el agua, el suelo y deteriorando la salud de los pueblos mayas.
A pesar del vacío de información, ésta organización tiene cuantificado 222 granjas porcícolas en Yucatán, pero podría haber un subregistro de hasta 400 en todo el territorio.
“Lo que nosotros pedimos es que no se den más permisos”, afirmó Viridiana Lázaro Lembrino, especialista en agricultura y cambio climático de Greenpeace.
De acuerdo con Lázaro Lembrino en la Península hay, oficialmente, 257 granjas, pero sólo Yucatán tiene 222, que provee el 9% de la producción nacional de carne de cerdo.
Además, esta industria en Yucatán crece anualmente 4.5%, cifras que son mayores a los niveles de Sonora y Jalisco, con 2.6% y 1.7%, respectivamente.
Greenpeace, con datos del 2018, porque hay un vacío de información, obtuvo que en Yucatán se sacrificaron en ese año 1 millón 875 mil 890 cerdos, que equivale a llenar el Estado Azteca 21 veces, con un cerdito sentado en cada butaca.
Eso sin tomar en cuenta que el número de animales sacrificados con fines de comercialización no representa la cantidad total de cerdos, pues hay muchos más que están en etapa de crianza.
En cuanto a la producción, el 93% corresponde a Yucatán, seguida de 4% de Campeche y sólo 3% de Quintana Roo. De las 257 granjas, 222 están en Yucatán, 21 en Quintana Roo y 14 en Campeche.
En las zonas porcícolas, el grado de contaminación es seis veces más que cualquier núcleo poblacional, ya que el ecosistema de Yucatán no es el adecuado para recibir las descargas de tantos desechos.
Uno de los problemas de contaminación es generado por los metales pesados que se quedan en el suelo cárstico y que se filtra luego al subsuelo. “Lo que sucede es muy grave”, subrayó Lázaro Lembrino.
De los 222 granjas porcinas de Yucatán, sólo 22 tienen Manifiesto de Impacto Ambiental (MIA), lo que significa que más del 90% de las granjas están en la ilegalidad.
Lázaro Lembrino afirmó que sorprende el bajo número de MIAs existentes para las granjas porcinas, su nulo reporte de emisiones y transferencia de contaminantes ante el Registro de Emisiones y Transferencia de Contaminantes (RETC) de la Semarnat.
Además, evidencia la inconsistencia en el debido trámite y gestión de los permisos de aprovechamiento de agua y descarga, lo cual significa que muchas de ellas operan fuera de la ley, circunstancia que el gobierno ha sido omiso en combatir.
Kekén, dedicada a la producción y comercialización de carne de cerdo y perteneciente a Grupo Kuo, está establecida únicamente en la Península de Yucatán. Esta empresa, con 12.1% de la producción en México, se ostenta como el más importante en el país y ocupa el lugar 20 a nivel mundial.
Es la única industria mexicana totalmente integrada, ya que abarca desde la genética y reproducción porcina hasta la distribución en punto de venta a consumidores finales. Kekén comercializa cerdo vivo, canales, cortes frescos, al vacío y congelados, dijo.
Esta empresa, añadió, opera centros de distribución, cuenta con rutas para entrega directa a negocios, atiende directamente a industrias y tiendas de autoservicio, y maneja un gran número de puntos de venta directa, para lo cual fundó la cadena de tiendas Maxicarne.
La exportación representa entre 30 y 35% de las ventas de esta compañía. Cuenta con una cadena de 503 tiendas Maxicarne mediante las que desplaza 40% de su producción en el mercado nacional. Así, entre las tiendas y la exportación, 75% de los canales pertenece a Kekén. El resto de la producción se destina a food service, mayoristas y supermercados de todo el país.
Greenpeace dijo que de su producción, 20% se encuentra en esquemas de aparcería con ejidatarios en 18 sociedades de producción rural y 80% de aparcerías con grandes empresarios.
Los datos en Yucatán son escalofriantes: Granjas con 70 mil hembras productivas; dos mataderos y plantas de procesamiento con ventas directas para exportación y mercado interno; capacidad de sacrificio diario de 5 mil cerdos, y 180 mil toneladas de carne de cerdo anuales. Los números, aclara, podrían ser mayor porque el vació de datos oficiales impide acercarse a la realidad.
“No sólo está dañando al medio ambiente y social, está causando un daño irreversible al ecosistema y a la calidad de vida de quienes viven en los alrededores de las granjas y a los propios empleados”, afirmó.
Entre otras cosas, las plantas que se abrieron en Yucatán no fueron consultadas con el pueblo maya, que es un derecho. En Homún, la mega granja tiene 45 mil cerdos, que supera por mucho a la población de 6 mil 146 habitantes, según el Censo de Población y Vivienda.
“Es inadmisible que la planta de Homún siga operando, es un municipio ubicado en una zona natural protegida. Y nadie está evaluando la magnitud del problema, del daño irreversible”, afirmó
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JG