Una parvada de aves blancas acuáticas engalanó la ría del tramo carretero Chabihau-Yobaín antes y después del amanecer, por lo que las miradas quedaron puestas sobre ellas por varios minutos antes de que tomaran vuelo y pasar a los manglares para que continuaran buscando parte de su alimentación.
La última vez que se vieron las grandes parvadas según los residentes, fue para el mes de marzo cuando acabaron los frentes fríos que entraban en la costa, por lo que ahora comienzan a regresar en pequeños grupos.
Pequeñas garzas y patos son los ejemplares que se pueden observar desde temprana hora sobre el agua buscando crustáceos y gusanos que hay en las rías que desembocan con el agua del mar y las charcas. De acuerdo con Rosi Gamboa, quien vive cerca de la ciénega, para la temporada invernal cientos de aves silvestres suelen llegar para refugiarse y alimentarse mientras inicia la primavera y toman rumbo de nueva cuenta.
Indicó que por ahora sólo se pueden apreciar pequeñas parvadas sobre las rías, entre ellas flamencos rosas americanos, que en verano suelen estar presentes por el calor y la dieta que consumen, pero en grupos más pequeños y divididos en diversos espacios: “Hay flamencos, pero están un poquito más alejado, si llegan por aquí no tardan y se van por el ruido, ellos les gusta los lugares tranquilos. Es muy bonito verlos cuando caminamos por la calle”, dijo.
A comparación del puerto de San Crisanto en donde se registró por primera vez la anidación de estas aves rosas, en este puerto no ha ocurrido tal fenómeno, pues únicamente pequeñas aves hacen sus nidos dentro de los manglares y es imposible verlos por la maleza que hay dentro de ella.
Durante el trayecto para la cabecera municipal, cerca de los pequeños puentes se pueden observar las parvadas, pero en cuestión de minutos toman vuelo por la presencia humana: “Si notan a una persona se espantan y se refugian entre las matas, pero eventualmente vuelven a salir; es cuestión de no hacer ruido, esa es la clave para que una persona les tome fotos”, señaló Rosi.
Durante el mes de diciembre del año pasado, cientos de garzas, patos y pelícanos blancos se refugiaron en la “bokana” en donde los mismos pescadores solían alimentarlos con residuos de pescados después de haber sido fileteados para el consumo: “Ya casi vienen los pájaros de nuevo, hace un año eran muchísimos, una vez que llegan aquí los pobladores los protegemos, muchos se acercan a verlos y a tomarles fotos”.
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CC