Durante la madrugada de este miércoles recaló un delfín muerto en el puerto de Progreso, lo que sorprendió a las autoridades debido a sus dimensiones, pues a diferencia del primer “nariz de botella” que recaló muerto hace quince días, en esta ocasión, se trata de un ejemplar de casi dos metros de longitud y más de cien kilos de peso.
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El fin de semana pasado, justamente llegaron a esta corresponsalía varias fotografías y vídeos que evidenciaban la presencia de un cadáver a la deriva a menos de diez millas del punto que divide al malecón “Romeo Frías Bobadilla” y el internacional.
Aunque no se sabe si se trata del mismo ejemplar, un reporte ciudadano dictó que el delfín se encontraba a rectitud de la calle 128 de la comisaría de Chelem, acudiendo a la brevedad la policía ecológica a fin de realizar los protocolos correspondientes.
Nuevamente, resultó llamativo que el delfín no presentara signos de maltrato o un golpe provocado por alguna de las embarcaciones pesqueras que circulan cerca de su hábitat. En estos casos, se deduce que las muertes son naturales, sobre todo por ingesta de alguna bacteria.
Informes de la policía ecológica que se hicieron públicos este miércoles, dictan que el animal ya presentaba signos de descomposición y fue enterrado en el lugar a la espera de la necropsia correspondiente para determinar el motivo de su muerte en altamar.
A diferencia de otros avistamientos, en esta ocasión, los agentes ecológicos se llevaron hasta media hora para cavar un hueco donde depositar al cadáver, ya que afectaron las bajas temperaturas, lluvias agresivas en la costa y ráfagas de viento de hasta 40 kilómetros por hora.
Juana Dzul Hoch, bióloga de este departamento, externó en entrevista que debido a la agresividad de la marea durante los “frentes fríos”, es más recurrente avistar animales marinos muertos en la playa, pues este tipo de climas tienden a sacar de altamar los cadáveres putrefactos.
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AA