Desde hace casi tres décadas no hay producción de henequén en la localidad, aunque durante el apogeo de la industria del llamado oro verde, Dzidzantún fue uno de sus grandes productores. Así lo señaló el ejidatario Andrés May Rosado, de 84 años, quien afirmó que en estos tiempos no quedan personas dedicadas al cultivo de este agave del que dependieron en su momento.
El también exhenequenero May Rosado, comentó que luego del declive en la demanda del cultivo, su producción se volvió difícil de mantener en pie, pues no había suficientes apoyos e incentivos para hacerlo. Muchos de los parcelarios se vieron obligados a abandonar el cultivo de esta planta, para dedicar sus terrenos a la producción de hortalizas y otras frutas como la papaya.
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“Ya no hay henequén aquí en el pueblo, todo se acabó. Desde que se dejó de comprar, se dejó de trabajar. Nadie quiso volver a levantarlo de nuevo, aquí no hay henequén”, relató May Rosado.
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De acuerdo con el ejidatario, la localidad llegó a tener más de 4 mil henequeneros durante su apogeo, mismos que se retiraron de la producción. Los trabajadores laboraban para varias haciendas, como la reconocida San Francisco Manzanilla. Esta hacienda albergó, en su momento, a personas de muchas partes del mundo que llegaron a la localidad para trabajar en los cultivos de henequén, pues su demanda era tal que era exportado por grandes barcos que llegaban al puerto de Santa Clara y partían rumbo a otras costas.
De acuerdo con datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), la producción de henequén actual ronda las 6 mil toneladas anuales, con una superficie sembrada de 9 mil hectáreas y la principal zona de producción actual se concentra en 46 municipios localizados en la parte Norte del Estado.
Andrés May Rosado afirmó que para rescatar esta actividad, que fue muy importante para Yucatán, se necesitaría de una gran inversión, pues el cultivo de henequén resulta muy costoso. Especialmente en estos tiempos, cuando el vástago y el arreglo de las tierras es de alto valor y el precio del producto es demasiado bajo para la inversión necesaria, comentó. “Si tienes dinero adelante, pero ahora nadie le apuesta, es caro comenzarlo desde cero. No hay apoyos y está bajo el precio”, detalló.
Tras abandonar la actividad henequenera, los productores que se dedicaban a ella se dieron a la tarea de comenzar a realizar otros oficios para aprovechar sus tierras y cambiaron sus cultivos de agave por plantíos de tomate, sandía, calabaza y la papaya maradol, que actualmente aún es de las preferidas de los agricultores locales. “Yo lo dejé por completo, pero hay quienes hasta ahora en donde tenían su henequén, están sembrando y lo siguen trabajando. En otros rumbos tal vez haya, pero aquí ya no”.
El sector henequenero continúa dando patadas de ahogado por los bajos precios en los que se cotiza el oro verde, por lo que el hombre alegó que es cuando las personas menos se interesarían en tratar de rescatar esta producción. Explicó que para poder comenzar a cultivar se demorarían al menos seis años, además de las grandes inversiones monetarias que se tendrían que hacer. “Son seis años para que se comience a cortar la hoja, es mucho tiempo. Aparte del mantenimiento, que es costoso, están mejor dedicándose a la agricultura”, concluyó Andrés.
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NM