Yucatán

Este es el edén ubicado en San Felipe, Yucatán, que maravilla a los turistas

Isla Cerritos se ubica a cinco kilómetros de la cabecera y es un edén que maravilla a los turistas de San Felipe, Yucatán
Las bondades del sitio deleitan a los visitantes con los tours ornitológicos en lancha / Efraín Valencia

Isla Cerritos es un santuario de aves migratorias y miles de ellas llegan anualmente a esta ínsula ubicada a cinco kilómetros del puerto. El lugar es simplemente excepcional. Lo que más atrae al turismo es la historia de este bello lugar, reveló Ángel Jesús Durán Marrufo, representante de la Cooperativa turísticaPunta Bachul.

En el marco del Día Internacional de las Aves Migratorias, a celebrarse mañana, vale la pena difundir este paraíso terrenal. Durán dijo que en el lugar existen 333 especies de pájaros, entre ellas 177 residentes, 142 migratorias y 14 residentes-migratorias, que hacen de este sitio un edén ideal para un tour ornitológico.

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En el lugar pueden encontrarse gallitos de mar, gaviotas de playa, golondrinas, pelícanos, cafés, tijeretas, garzas tigre, grullitas, los martín pescador e ibis blancos, que hacen de Isla Cerritos su hábitat, sitio de anidación y de alimentación.

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También se puede disfrutar del revoloteo de la garza cuchara, la blanca, la garcita blanca, la paloma de alas blancas, el tucán, el xtakay y el yah.

Durán informó que entre los meses de noviembre a febrero, llegan más de 300 mil aves acuáticas migratorias que emplean como refugios invernales las Reservas de Ría Lagartos y Celestún, así como las Reservas estatales de Dzilam de Bravo y de El Palmar.

 Sitio lleno de historia

Isla Cerritos es una ínsula de 200 metros de diámetro ubicada a 500 metros de la costa Norte de Yucatán, a cinco kilómetros del puerto de San Felipe.

Ángel comentó que durante el Periodo Clásico Terminal y la transición al Posclásico fue el puerto de los Itzaes de Chichén Itzá, quienes comerciaban sal, miel y algodón, así como otros productos de la región. Y por ese puerto llegaron mercancías provenientes del Altiplano, el Golfo de México, Centroamérica y Sudamérica. Asimismo, se construyó un dique marino al principio del siglo X y la isla fue ampliada con relleno de piedras y tierra traída de la costa cercana.

Los habitantes de Isla Cerritos tuvieron comercio con otras latitudes desde el Período Preclásico Tardío y se ha encontrado obsidiana proveniente de los yacimientos de Zaragoza, Puebla. En el Altiplano se recuperó un pendiente zoomorfo de oro proveniente de Verugas, Costa Rica; y turquesa del Suroeste de Estados Unidos, así como obsidiana verde proveniente de yacimientos de Pachuca, Hidalgo.

 Los atracaderos hoy en día han sido carcomidos por el mar, pero permanecen los cimientos de un muro de 330 metros de largo construidos a 80 metros del extremo Sur de la Isla, que, por cierto, sigue el contorno del lugar, lo que constituye un puerto de abrigo para el mal tiempo, mismo que fue construido con piedras boludas y revestido con laja colocada verticalmente. El ancho de este varía de entre dos a cinco metros. Al estar al nivel del mar debió tener 1.80 metros de altura. El dique tenía dos o quizá tres aperturas que guardaban la función de ser puertas a la zona de abrigo y en la entrada principal probablemente tuvieron unas torres que aún son apreciables. Es una construcción especializada, muy rara en el mundo maya.

 Isla Cerritos se ubica al Norte de la península de Yucatán, en la región de las salinas que dieron riqueza a ciudades como Ek Balam, Kantunilkín, Chichén Itzá y Kulubá.

 El atractivo fue reportado por primera vez en 1963 por E. W. Andrews IV,  y fue visitado entre 1984 y 1995 por Tomás Gallarta, Fernando Robles, del CRY- INAH, Anthony P. Andrews, y Rafael Cobos y Pura Cervera, de la UAY, quienes registraron otros dos sitios arqueológicos en su cercanía: San Celso y Chinalco, que junto al puerto de Río Lagartos, Paso del Cerro e Isla Cerritos formalizaban la zona comercial que dio poder y prestigio a los Itzáes hasta lejanas regiones.

 Sin duda, Isla Cerritos encierra un mundo de misterios que falta por descubrir para conectarse con la naturaleza y observar los vestigios de una civilización milenaria.

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CC