Luego de pasar noches y días bajo el temor y la incertidumbre, vecinos de la colonia San Francisco Pelusa de Tizimín se organizaron y acabaron con la existencia de lo que, aseguraban, era un uay-cochino o uay-kekén. Este animal de color negro y de gran tamaño llevaba varias semanas andando por las noches en toda la zona, y su presencia sembró el pánico en vecinos y niños.
Como dimos a conocer en nuestra edición anterior, la noche del jueves varios habitantes de la colonia vieron un cerdo de gran tamaño que emitía fuertes y extraños ruidos. Primero fue visto alrededor de las 21:00 horas en la calle 79 con 22, pero momentos después desapareció en el monte. Luego apareció en otra zona de la colonia San Francisco Pelusa, e incluso ingresó a varios patios haciendo ruidos.
Cerca de las dos de la mañana del viernes fue grabado por las cámaras de seguridad de una casa, pero siguió su camino y desapareció, dejando descansar a las familias.
En un grupo de WhatsApp de la colonia donde se reportan robos y situaciones extrañas, a fin de alertarse y protegerse entre todos, se mencionó que el extraño animal llevaba varias semanas apareciendo por las noches, y de la nada desaparecía en la zona donde hay monte alto, pero nadie hacía algo al respecto, pues era algo desconocido a lo que se enfrentaban.
Sin embargo, tras lo ocurrido la noche del jueves y la madrugada del viernes, los colonos decidieron organizarse para dar fin a esta desesperante situación.
A las 23:00 horas de anteayer se reportó en el grupo de Whats que se escuchaban ruidos, así que la gente se organizó y se armó con machetes y maderas para ir tras el animal, el cual fue ubicado al final de la colonia. Al ver el tumulto, el presunto waycochino se alteró y comenzó a correr e incluso tiró a varias personas. Sus gritos se hacían más raros, según dijeron algunas personas, que mencionaron que los ojos del cerdo cambiaban de color.
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Con el uso de las armas se le atacó, pero de acuerdo con testimonios, el animal no moría, así que le echaron agua bendita y eso ayudó a que por fin quedara sin vida, para tranquilidad de los vecinos, sean adultos o niños.
Tras darse a conocer la muerte del uay-kekén en redes sociales, un hombre realizó un reclamo diciendo que ese animal que habían matado era propiedad de su padre, y que había escapado del rancho San José. Aclaró que no era un waycochino, sino un verraco de una cruza de razas. Los habitantes de la colonia se mostraron molestos porque esa persona nunca se dio a la tarea de capturarlo o tomar medidas.