En varias comunidades del Oriente de Yucatán, entre ellas los municipios de Kaua y Valladolid, la gente ya comienza a prepararse por la pronta llegada de la temporada de finados, adquiriendo los implementos necesarios para estos tiempos.
Uno de ellos son los preparativos de los implementos como la jícara que ya inició su corte, limpieza y secado, ya que este es utilizado como vasija en la cocina y en el altar de las ánimas en estos tiempos de finados.
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Proceso de elaboración
De acuerdo con doña Basílica Poot Kantun, para realizar esta vasija primero se bajan las más grandes esferas que se producen en el árbol, las cuales deben tener un tono verde brillante para que puedan ser cosechadas, trabajadas y utilizadas en esta temporada. Una vez bajadas del árbol, se parten por la mitad para que de un solo fruto se obtengan dos bellas jícaras. El producto se debe cocer en agua de cal, se enfría, luego se limpia para su posterior secado y finalmente está listo para ser utilizado.
“Entre las labores de limpieza está retirar la pulpa blanca en donde hay semillas que pueden ser utilizadas para plantar más árboles de esta especie y así continuar con la siguiente producción de jícaras. Una vez raspada y que sólo quede la cáscara verde, se deben meter ambas partes limpias en agua hirviendo con cal; después se escurre en su totalidad y se verifica que realmente haya quedado libre de pulpa para su secado”, explicó.
El secado es directo al Sol los días necesarios hasta ver que haya tomado un tono café. Después ya puede ser utilizado como utensilio de cocina, para algún adorno, manualidad, o lo que se tenga en mente, incluso para poner las bebidas en el altar de los difuntos.
La jícara en Yucatán prácticamente está en el olvido, pues actualmente sólo es utilizada para las celebraciones del Hanal Pixán, una de las tradiciones más arraigadas de la entidad, ya que en los altares se colocan con dulces típicos, comida o atole.
“Lamentablemente, este árbol actualmente se encuentra cada día más escaso, de modo que si continúa así podría estar en peligro de extinción”, dijo don Ramón Perera Ay, quien los elabora para uso personal y en algunas ocasiones para vender cuando llega el tiempo del Hanal Pixán. Es importante destacar que esta actividad la llevan realizando en su familia desde hace varias décadas, pues sus ancestros han permitido no muera la tradición.