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Cultura

De Puño y Letra Mario Renato Menéndez Rodríguez: ¡Libertad o muerte!

En esta entrega, se recuerda la entrevista que Don Mario Renato Menéndez Rodríguez le hizo a Luis Augusto Turcios Lima, líder guerrillero en Guatemala
Luis Augusto Turcios Lima es un símbolo de la resistencia contra la dictadura 
militar
Luis Augusto Turcios Lima es un símbolo de la resistencia contra la dictadura militar / Por Esto!

Luis Augusto Turcios Lima (1941-1966) fue un líder guerrillero guatemalteco, miembro destacado de las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR). Nacido en Guatemala, se graduó como subteniente de Infantería en la Escuela Politécnica en 1960, pero su carrera militar tomó un giro inesperado cuando se unió a la lucha armada contra el régimen militar de su país. Es recordado como un símbolo de la resistencia contra la dictadura militar. Su vida fue truncada prematuramente cuando murió en un accidente automovilístico en 1966, aunque algunos sectores creen que fue asesinado por el gobierno. Su legado perdura en la historia del vecino país como un combatiente comprometido con la justicia social y los derechos humanos. Su influencia sigue siendo relevante en la memoria colectiva de los movimientos sociales y guerrilleros de América Latina.

A él, al joven guerrillero, el periodista Mario Renato Menéndez Rodríguez lo mostró con su entrevista, con su gran ímpetu de la edad, pero con la enorme fuerza de un hombre que busca la justicia social.

Por Mario Renato Menéndez Rodríguez

Don Mario Renato viajó al vecino país del sur de México
Don Mario Renato viajó al vecino país del sur de México / Por Esto!

Las manecillas del reloj marcaban precisamente el mediodía. El aire seco y fuerte que corría por el campo guatemalteco, ese campo flagelado en forma y misericordia por la United Fruit Company y sus agentes criollos de la dictadura, apenas alcanzaba a penetrar por la arboleda espesa que protege a Los Indomables guerrilleros del Frente Edgar Ibarra, en la Sierra de las minas.

Acudíamos a una nueva cita. Sí, lector sí retornamos -en esta ocasión de manera clandestina- al vecino país del sur de México, atraídos por ese imán que para el periodista es la noticia del desarrollo de una lucha por causa tan noble como es la liberación política, económica y social de un pueblo.

Tres guerrilleros irregulares –los tres campesinos– nos sirvieron de guías hasta un paraje ubicado a varios kilómetros de la aldea que hoy lleva el nombre de Vietnam. Ahí aguardamos, disimulando apenas nuestra impaciencia y emoción, escasos minutos antes de percibir el rumor de pasos, y el chirrido metálico de pequeños objetos ya conocidos por nosotros durante la primera visita que hicimos a Guatemala, en el mes de enero pasado, confirmó la presencia de un Grupo integrado por dos e insurgentes.

Frente, con una metralleta arrebatada al ejército, marchaba un joven alto, de complexión delgada, fibroso; sus ojos color aceituna -algo saltones- y su nariz prolongada subrayan en el rostro enjuto la vigilia de los hombres decididos que, en países martirizados por largas y sangrientas dictaduras, han causado la lucha de liberación por la que consideran última y única salida: la vía de las armas. Inquieto, nervioso, pero con la sonrisa dibujada en los labios, es Luis Augusto Turcios Lima, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas Rebeldes de Guatemala, el brazo armado de ese pueblo tan ligado al mexicano en la fraternidad y el sentimiento.

Nos abrazamos como podrían hacerlo dos viejos amigos; el líder de 24 años de edad sacó de su morral los ocho ejemplares de “Sucesos” en que aparecieron los reportajes sobre la trágica y angustiosa situación de la nación centroamericana, y nos dijo:

—Antes que nada, en nombre de las FAR, nuestro más sincero agradecimiento para ti, para Rodrigo Moya y los demás compañeros de esa gran revista mexicana que colaboraron en una u otra forma en la publicación del panorama de nuestro país y de la lucha que llevan al cabo los verdaderos revolucionarios que responden a la violencia contrarrevolucionaria con la justicia de la causa de los siempre explotados, con la decisión inquebrantable de no detener nuestro combate hasta el verdadero triunfo de la revolución, Hasta que el poder esté definitivamente en manos de los hombres que con su trabajo forjarán en el crisol de la patria el nuevo espíritu que emana de la libertad.

El joven guerrillero sudaba copiosamente; había caminado parte de la noche y durante la mañana. En el curso del trayecto, Turcios, César Montes y los otros 10 insurgentes visitaron -y les llevaron propaganda armada- dos aldeas, en una de las cuales se encontraban Desde hacía algunos días otros Patriotas Rebeldes cuya misión era enseñar las primeras letras del alfabeto a grupos de niños campesinos, así como ayudar a resolver los problemas inmediatos de la población.

El comandante de las Fuerzas Armadas Rebeldes se quitó el arriesgado sombrero tejano y se recostó en el tronco de un chicozapote. La encarnizada lucha guerrillera en Guatemala había dejado clara huella en la garganta-la cicatriz de una herida de bala que recibió precisamente cuando peleaba al lado de Marco Antonio John Sosa, antes de que el chino de su bajo nivel político y su incapacidad como dirigente revolucionario, cayera en manos de tronquistas provocadores y agentes de la aci guión de aquel joven de cabellos casi rubios que, hijo de un relojero y de una secretaria comercial, hizo sus estudios de enseñanza primaria en colegios católicos, de secundaria en el Instituto Nacional de Guatemala, recibió el grado de Subteniente de Infantería -en junio de 1959- en la Escuela Politécnica Militar de su país, y luego, de octubre de ese año a marzo de 1960, tomó los cursos de ranger y el básico de Infantería de Marina de los Estados Unidos en Fort Benning, estado de Georgia.

Desde entonces, como el mismo Turcios dice:

-En la Revolución, hasta vencer o morir.

Con la seriedad que caracteriza a los jóvenes luchadores por un mundo mejor, Luis Augusto contestó nuestras preguntas:

—Con el triunfo electoral del licenciado Julio César Méndez Montenegro, candidato del Partido Revolucionario a la presidencia de la República de Guatemala, por quien ustedes acordaron emitir su voto, ¿qué actitud asumirán las fuerzas armadas rebeldes?

—En primer lugar, es fundamental puntualizar, explicar el verdadero y único significado de la línea aprobada por las FAR respecto a las pasadas elecciones, elecciones que, si bien se desarrollaron en un marco de relativa tranquilidad, encierran una serie de matices políticos que son la consecuencia inmediata de la muy compleja realidad actual de Guatemala. No hay que olvidar que en nuestro país, víctima de prolongadas dictaduras, existen, y con razón, no pocas personas que están cansadas de tanta muerte, de tanto derramamiento de sangre; por consiguiente, estos ciudadanos buscan y esperarán hasta el final el cambio de sistema por la vía pacífica. A eso se debió el que la dirección revolucionaria de las FAR, consciente de la situación y siempre atenta a satisfacer en una forma u otra de las necesidades, peticiones y aspiraciones de todos los sectores que integrarán al pueblo, decidiera emitir su voto por el licenciado Julio César Méndez Montenegro, no porque supusieramos que el distinguido abogado pudiera modificar el panorama actual, pues habemos que esa es para él una tarea imposible. El objetivo era y es claro: votar por Julio César Méndez Montenegro constituye una forma de combatir a la imposición oficial, de demostrar a la opinión pública -en este caso particular, la internacional- el repudio absoluto y total a la dictadura.

La entrevista se da en el marco de la elección de Julio César Méndez Montenegro como nuevo presidente de Guatemala
La entrevista se da en el marco de la elección de Julio César Méndez Montenegro como nuevo presidente de Guatemala / Por Esto!

Por tanto, el triunfo del candidato del Partido Revolucionario significó una victoria política para las fuerzas armadas rebeldes, ya que los guatemaltecos expresaron por medio del voto su irreductible deseo de un cambio de sistema.

Sin embargo -es necesario repetirlo y subrayarlo-, entre los guerrilleros no existe la menor duda en cuanto al camino a seguir, porque solo hay uno y no pasa, en manera alguna, por la vía electoral sino por la vía armada. ¿Por qué?

Veamos. El licenciado Julio César Méndez Montenegro es el nuevo presidente de Guatemala; ahora bien nadie, ninguna persona honrada podrá aceptar la tesis de que el candidato del Partido Revolucionario recibió el solio del ejecutivo Federal sin haber hecho concesiones, concesiones por las cuales se ha comprometida a respetar la estructura actual del ejército y no atacar los problemas desde sus raíces porque esta afectaría fundamentalmente a la unidad. Claro está que no negamos la posibilidad de ligeros cambios en la situación política; empero, eso será todo, y servirá para “taparle el ojo al macho”. Y no se habla por hablar; no se expresa el pesimismo por interés particular, y mucho menos. No; nada cuesta leer lo afirmado por el vicepresidente Clemente Marroquín Rojas, quien califica de “ejército del pueblo” a los que se han especializado en las torturas y los crímenes más salvajes.

¿Se escuchó, acaso, la voz de protesta del Partido Revolucionario con relación a los asesinatos cometidos contra verdaderos revolucionarios como Víctor Manuel Gutiérrez y Leonardo Castillo Flores? ¿No anuncia esta significativa actitud, esta reprochable conducta de entreguismo absoluto, lo que se ha convertido en un temor generalizado: que el Partido revolucionario en el poder también se apoyará en los aparatos represivos que han servido a los gorilas en turno?

No podemos llamarnos engaño: el partido revolucionario no cambiará, no modificará nada, o modificará muy poco. Y las causas por las cuales luchan y seguirán luchando las Fuerzas Armadas Rebeldes, es decir, en una reforma agraria integral y la independencia económica, política y social del país, quedan en pie hoy más que nunca.

Expone que los secuestros obedecieron al propósito de obligar al gobierno militar de Peralta Azurdia a que presentase a 28 presos políticos
Expone que los secuestros obedecieron al propósito de obligar al gobierno militar de Peralta Azurdia a que presentase a 28 presos políticos / Por Esto!

—Con relación a los recientes secuestros del ministro de información, el periodista Baltazar Morales Cruz, y del presidente de la Suprema Corte de Justicia, licenciado Romeo Augusto de León, ¿por qué se efectuaron y qué conclusiones de índole política pueden derivarse de ellos con respecto a las FAR?

—Los secuestros obedecieron al propósito de obligar al gobierno militar de Peralta Azurdia a que presentase a 28 presos políticos desaparecidos en meses pasados, entre ellos el destacado y conocido líder obrero Víctor Manuel Gutiérrez y el dirigente campesino Leonardo Castillo Flores. Sin embargo, la retención de los mencionados funcionarios en ningún momento implicó una amenaza de muerte por parte de las FARC, que les garantizaron la vida, hasta en el caso -como ocurrió- de que la dictadura no cumpliera con los requisitos demandados. (La idea de una posible ejecución de Morales cruz y Romeo Augusto de León se debió al hecho de que la prensa guatemalteca presentó como ultimátum los plazos dados por las Fuerzas Armadas Rebeldes).

Nosotros no somos asesinos, como han sido y son los militares en el poder; somos jóvenes conscientes de nuestro papel como reformadores sociales, y solo respondemos a la violencia contra Revolucionaria con la justicia Revolucionaria. Y cuando la esposa del ministro de información hizo pública apelación a los sentimientos humanitarios de las FAR, nuestra respuesta fue la siguiente: la misma angustia que usted vive desde hace algunas horas la han padecido hace 5 meses la madre y la hermana del estudiante de economía Ricardo Verganza Bocaletti -apresado por la policía judicial, sin que hasta la fecha se sepa si está vivo o muerto-; la misma incertidumbre y angustia anidan en el corazón de la madre, la esposa y los hijos de ese ejemplar intelectual revolucionario honrado y querido dirigente, Víctor Manuel Gutiérrez, que según la prensa nacional y extranjera ha sido asesinado; el dolor hace día también a la esposa del destacado dirigente Leonardo Castillo flores, así como a las madres, a las esposas y los hermanos del licenciado Fernando arce berens y de demás presos políticos cuyo destino aún se ignora.

Y, a pesar de que tanto Morales Cruz como de León se dirigieron al dictarol Peralta azurdia en los siguientes términos: no está de más de nuestra parte, al formular esta petición, apelar a los sentimientos humanos de solidaridad de su gobierno para con nosotros ante esta situación ya que las consecuencias habrían de caer en quienes como nosotros no hemos tenido ninguna participación directa en los actos que motivan la demanda de las FAR, en nuestras familias y así mismo en sectores de la sociedad que alguna estimación nos han dispensado… A pesar de lo anterior, el régimen contestó: ¡No hay ningún detenido!.

Morales Cruz, como ministro de Información y vocero oficial de los militares, sabía perfectamente que las FARC tenían toda la razón en el caso de los presos políticos. Sin embargo, no tenía conocimiento -o al menos así parecía- de los asesinatos. Y como Peralta Azurdia había ordenado la muerte de los detenidos, lógicamente estaba en la imposibilidad de exhibirlos públicamente. Por tanto, su supuesta defensa radicaba en negarlo todo.

Por otra parte, independientemente de que con los secuestros se demostró ante la opinión nacional e internacional que los 28 dirigentes revolucionarios habían sido asesinados por las mesnadas de Peralta Azurdia, el golpe político asestado contra la dictadura militar, un día antes de que el país entrase en la constitucionalidad, no tiene precedentes en la historia de Guatemala. A este respecto descuellan las siguientes conclusiones: 1) Por primera vez, las Fuerzas Armadas Rebeldes fueron tenidas en cuenta hasta por los sectores reaccionarios. 2) El gobierno de facto de Peralta azurdia les ha dado beligerancia y ha dejado de calificar a los insurgentes de bandoleros, sediciosos, asaltantes, etc. 3) Instituciones que con anterioridad habían permanecido al margen del angustioso drama político se interesaron, atendieron las sugerencias de las FAR y formularon duras críticas contra los militares en el poder. Ejemplos, la Cruz Roja, el Arzobispado. 4) La Universidad, la Asociación de Estudiantes Universitarios, el Colegio de Abogados, la Asociación de Estudiantes de Derecho, la Facultad de Ciencias Jurídicas y otras entidades progresistas, o cuyos dirigentes se inclinan hacia las nuevas corrientes políticas, censuraron públicamente a la dictadura, culpándola de todo el malestar en Guatemala, y la emplazaron para que se ajustase a las exigencias de las FAR. 5) Algunos órganos de la prensa guatemalteca que se habían caracterizado por su actitud servil hacia todos los actos de Peralta Azurdia y aláteres al grado de que se negaban a publicar noticias relacionadas con las detenciones de políticos, o acceder a la petición de las madres de los mismos para que se les exhibiera en las cortes giraron sus talones y comenzaron a publicar todos los comunicados, íntegros, del Centro de Dirección Revolucionaria de las FAR. 6) La opinión pública nos favoreció, fundamentalmente porque no pocos sectores ignoraban lo que había hecho la dictadura militar. En el nuevo Congreso existía la corriente que pedía la comparecencia del ministro de Gobernación, coronel Maximiliano Serrano Córdova, para que rindiese cuenta sobre las denuncias hechas por las fuerzas armadas rebeldes. Finalmente, el cinismo de las autoridades sembró la semilla del odio hasta en los familiares de Morales de la Cruz y Romeo Augusto de León.

Comparte que, por primera vez, las Fuerzas Armadas Rebeldes fueron tenidas en cuenta hasta por los sectores reaccionarios
Comparte que, por primera vez, las Fuerzas Armadas Rebeldes fueron tenidas en cuenta hasta por los sectores reaccionarios / Por Esto!

—¿Cómo concibes la Revolución y sus fuerzas?

Para explicar esto hay que saber por qué luchamos: por la tierra y contra el imperialismo. En primer lugar, necesitamos poseer la libertad, al margen de cualquier tipo de injerencias; y necesitamos ser libres para poder encausar a nuestra patria por las sendas del Progreso, tomando las medidas que consideramos acorde con nuestra realidad. No hay que perder de vista que nuestro país es fundamentalmente una nación agrícola donde existen una gran desproporción en la distribución de las tierras, y arcaicos sistemas de producción. Por tanto, se requiere una reforma agraria integral, radical, es decir: no se le entregará únicamente la tierra al campesino, sino también los créditos necesarios como la maquinaria etc.; los medios requeridos para un aumento de la producción y el encauzamiento gradual de la conciencia del hombre del campo hacia mejores formas de trabajo: el cooperativismo y la socialización. Pero el primer paso es la libertad, y la libertad no se logrará por medio de votos ni por otros conductos semejantes. Porque ahora en Guatemala solo hay una vía: la armada. Y la revolución, en mi concepto, la llevarán y la llevan adelante los campesinos, los obreros y los miembros de las capas medias urbanas. Es decir, los explotados que se han percatado de que quien posee todo o casi todo no está dispuesto por ningún concepto a repartirlo, Como lo exige la justicia distributiva, sino que, por lo contrario, recurrirá a todos los medios posibles para conservarlo. Aquí cabe aclarar que debido a los casos desarrollo industrial, la clase obrera en Guatemala no está en condiciones de llevar adelante hoy día el movimiento revolucionario; en pocas palabras: no ha adquirido conciencia de su papel en la lucha de nuestro país, pero comienza a surgir, a erigirse como la clase dirigente de la Revolución. En cambio, precisamente porque se encuentra flagelada por la miseria, el hambre, la ignorancia y la desesperación, la masa campesina constituye en la actualidad la fuerza, el motor esencial de la lucha armada, y a ella se le exigen los sacrificios más grandes. No hay vuelta de hoja: en la Sierra de las Minas, en todas las montañas de Guatemala se desarrolla el ejército del pueblo La auténtica fuerza de las masas irredentas que es garantía de la victoria al final de la contienda. Sí, no hay que perder de vista el hecho de que en nuestro país la lucha va del campo hacia la ciudad.

—¿Cómo ves la lucha guerrillera en Guatemala, sus perspectivas?

—Que nuestra causa es justa, porque nuestra lucha responde al proceso de desarrollo de la sociedad, porque es el combate de la mayoría contra una minoría oprobiosa, porque las Fuerzas Armadas Rebeldes conciben con la libertad y la independencia económica, política y social el afán de llevar la luz del alfabeto a todos los campesinos, acabar con el hambre y la insalubridad, Y por qué, en esencia, el sacrificio de un revolucionario nunca ha sido estéril: por eso y por otras muchas cosas que forman parte del motor que da fuerza física y moral a los guerrilleros, tengo la seguridad absoluta de que la revolución triunfara en Guatemala.

Tú no has visto dos puntos en cualquier lugar a donde llegan nuestras parrillas para desarrollar propaganda Armada son recibidas con singular espíritu de fraternidad; explicados los motivos de la lucha y las causas esenciales del desolador cuadro guatemalteco, el hombre de nuestro campo no titubea en incorporarse a los grupos Insurgentes; no le importa la represión y cuanto más brutalmente reacciona al enemigo, tanto más se fortalece el alma del campesino, que es capaz de extraordinario sacrificios.

Detenernos resultaría imposible, porque tendrían que resolverse ahora, en forma definitiva, los problemas del pueblo de Guatemala, surgidos de una cadena de intereses de clase a los cuales el grupo en el poder no está dispuesto a renunciar.

—¿Y de una posible intervención Armada, Como en la República Dominicana...?

Estamos seguros de que eso ocurrirá cuando el gobierno títere, cuando el ejército y las policías, ante la imposibilidad de contener al pueblo y proteger a los monopolios o más se derrumben estrepitosamente, como ocurrió en Vietnam. Pero también, como el heroíco Pueblo vietnamita, estamos preparados y dispuestos a derramar hasta la última gota de sangre. Y esta situación, estas intervenciones masivas no constituyen una simple hipótesis, forman parte de una realidad objetiva. Pero en la medida en que aumenten los movimientos revolucionarios de los pueblos son juzgados por la bota del imperialismo, en esa misma medida serán más difíciles las invasiones, porque estas requieren de muchos infantes de Marina, de millones de dólares, y de un mayor volumen y variedad de materias primas. Las luchas de la liberación podrán retrasarse, pero, como la derrota del imperialismo no es el objetivo de un solo pueblo, al final surgirá la Alborada de la Victoria.

—Como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas Rebeldes, ¿qué clase de vida llevas en la Sierra de las Minas?

—Bueno, salvo la responsabilidad es, que sin duda alguna son mayores, la vida que llevo es exactamente la misma que la de cualquier guerrillero que está dispuesto a los más grandes sacrificios, a la muerte misma, para obtener la liberación de nuestro pueblo con tu y aparte que no quepa la menor duda: estamos aquí, permaneceremos en la Sierra de las minas hasta el triunfo de la Revolución.

Y ustedes coman los mexicanos, Unidos a nosotros en el dolor y conscientes de lo que significa la independencia, pueden comprender mejor lo que nuestro combate representa:

¡Libertad o Muerte!

 

 

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