Un descubrimiento sin precedentes ha salido a la luz en el santuario Crooked Tree, al norte de Belice. Se trata de una red de trampas para pesca, construidas hace aproximadamente 4,000 años, que pone en relieve la habilidad de los arcaicos para transformar su entorno. Estas 167 trampas, distribuidas a lo largo de 107 kilómetros en un humedal de inundación estacional, ofrecen pistas fascinantes sobre cómo los antiguos habitantes de Mesoamérica lograron adaptarse a condiciones extremas, sentando posiblemente las bases para el desarrollo de la civilización maya en Campeche, Yucatán y Quintana Roo.
Una nueva mirada a los arcaicos
Aunque los arcaicos han sido considerados tradicionalmente como grupos nómadas, esta red de canales sugiere que tuvieron periodos de asentamiento prolongados. Marieka Brouwer Burg, antropóloga de la Universidad de Vermont, apunta que una sequía severa entre el 2200 y 1900 a.C. pudo haber sido el catalizador para que estas comunidades implementaran un sistema de pesca eficiente, diversificando sus métodos de obtención de alimentos y reduciendo su dependencia de la movilidad constante.
Herencia tecnológica para los mayas
El impacto de estas trampas de pesca pudo ir mucho más allá de los arcaicos. Eleanor Harrison-Buck, antropóloga de la Universidad de Hampshire, sugiere que estas estructuras pudieron alimentar hasta a 15,000 personas, lo que habría sido un factor clave para el crecimiento de la civilización maya durante su período formativo (2000 a.C. – 200 d.C.). La experiencia en manejo de recursos y control hidrológico de los mayas en la península de Yucatán podría estar relacionada con la adaptación de estas tecnologías ancestrales.
Gracias a herramientas como Google Earth y drones, los científicos han logrado identificar y estudiar esta red de canales, confirmando su antigüedad mediante técnicas de datación por radiocarbono. Aunque inicialmente se creyó que eran sistemas de riego, los estudios más recientes han demostrado su función como trampas de pesca, apoyada por el hallazgo de herramientas como puntas de lanza y hachas utilizadas para construir y mantener estas estructuras.
La capacidad de los arcaicos para gestionar recursos acuáticos durante milenios sin agotarlos es un testimonio de su comprensión del medio ambiente y de su enfoque colaborativo. Este sistema no solo garantizó su supervivencia, sino que también pudo haber servido como inspiración para los mayas, quienes también aplicaron prácticas sostenibles en su producción de alimentos.
Un legado que trasciende
El descubrimiento de esta red de trampas en Belice destaca la innovación y resiliencia de los arcaicos, al tiempo que reafirma su influencia en las civilizaciones posteriores. Su capacidad para transformar el paisaje de manera sostenible ofrece valiosas lecciones para la gestión de recursos en la actualidad. Este hallazgo no solo ilumina el pasado, sino que también abre nuevas perspectivas sobre cómo las sociedades modernas pueden aprender de las antiguas para enfrentar los desafíos del futuro.
JGH