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Quintana Roo: Ciudadanos y turistas, víctimas de la deficiencia del transporte público

Los ciudadanos y turistas en Quintana Roo son víctimas de los malos tratos, abusos e indolencia de conductores del transporte público que brinda un servicio deficiente
Cada municipio vive una realidad distinta, pero en ninguno es satisfactoria para los usuarios
Cada municipio vive una realidad distinta, pero en ninguno es satisfactoria para los usuarios / Por Esto!

La carencia es la principal característica del transporte público en Quintana Roo. La ciudad más importante, la capital, ni siquiera tiene un servicio de camiones, algo inverosímil en tiempos en los que la palabra movilidad es clave.

Debajo de este rasgo de subdesarrollo subyacen las relaciones cooperativistas del priismo atávico: sindicatos que gozan de prebendas, venta de concesiones al mejor postor, herencia de beneficios y, por supuesto, cuotas de poder.

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Aunque el motor que aceita este corrupto sistema se ha desvielado con los cambios de régimen, los usuarios siguen pagando caro el servicio, no sólo por el dinero que gastan, sino porque también soportan malos tratos, abusos, discriminación e indolencia de choferes sin capacitación.

Sin embargo, cada municipio vive una realidad distinta en la operación y tipo de transporte: la de Chetumal, sin autobuses, le da la preferencia a los taxis, camionetas o “combis”; en Cozumel, se usa más el ruletero, pero también hay “peceras”; en Playa y Cancún, los camiones son los más recurridos, aunque los taxis van al parejo y las combis pelean por un lugar. Entre los municipios más pequeños en población, Isla Mujeres es el único que tiene autobuses, aunque sólo 4 rutas; José María Morelos es de los más atrasados: sólo tricitaxis y mototaxis. Lázaro Cárdenas se cuece aparte: en tierra se usan más los tricitaxis, pero en Holbox, el carrito de golf es el único transporte.

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Transporte “golondrino”

El dolor de cabeza para muchos viajeros de Chetumal empezó en el trienio municipal de Luis Torres Llanes (2016-2018), cuando la empresa concesionaria de los autobuses de transporte urbano, Jet Van Car, “se bajó” del negocio; el relevo fue la marca Investicora, pero duró lo mismo que una primavera: tres meses.

De inmediato, el diligente Sindicato Único de Choferes de Automóviles de Alquiler (Suchaa) se apropió del mercado, con casi 2 mil unidades (mil 936), entre automóviles y camionetas (conocidas como “peceras” o “combis”). Pero, así como se dividieron la demanda, la opinión pública también está dividida: hay quienes piden la vuelta de los autobuses y quienes prefieren evitarse la mala experiencia de viajar en los urbanos.

Annabelle Martínez, asidua usuaria de combis y taxis, opinó en entrevista con Por Esto! que sería bueno que regresaran, al igual que Octavio Sánchez, extaxista, quien agrega que es necesario que lo hagan, pero comprometidos a brindar un mejor servicio. Abel Martínez, quien realmente no usa el transporte porque se mueve en su automóvil, es más incrédulo: el regreso no ocurrirá porque las administraciones tienen otros intereses.

“Antes usaba camión, me ayudaba a moverme sola pero con familia ya es diferente. Se gasta mucho si vas de a tres o cuatro. En el taxi gastas lo mismo y a veces vas más cómodo. Igual, yo estaría de acuerdo en que se suba la tarifa que tienen actualmente los taxistas y los conductores de las combis, pero deben darnos un mejor servicio, porque me ha tocado subir a unidades muy deterioradas que hasta se quedan en el camino por fallas mecánicas; muchas veces no tienen ni bolsas de aire y eso nos pone en peligro en caso de un accidente fuerte. Está bien pagar más, pero deben darnos algo bueno a cambio”, sentenció Anabelle.

Y es que a raíz de que Chetumal sólo cuenta con servicio de taxi y combis, se busca aumentar las tarifas de estas unidades. Actualmente el Instituto de Movilidad del Estado de Quintana Roo (Imoveqroo) avaló a los taxis colectivos subir la tarifa un peso (de 7 a 8 pesos), pero aún no ha entrado en vigor debido a que las autoridades no han publicado el aval al alza. De acuerdo con el Instituto, debe realizarse previamente un estudio el cual determine si es o no válido el incremento.

Al cuestionar a la gente, algunos están a favor de que haya camiones para que puedan moverse, y apoyan el incremento en las tarifas porque están conscientes del alza de los combustibles y de los insumos en general; otros advierten que sería un duro golpe para su economía. También hay personas que indican que el regreso de los camiones les afectará, pues traería más costos para una familia. A 10 pesos por persona, si los integrantes son cuatro, pagarían 40 pesos, lo mismo que cuesta un taxi.

“De nada sirve que le suban las tarifas al taxi si no se van a poner a trabajar como debe ser. Muchas veces la gente quiere un taxi y cuando pasa uno, te dice ‘no voy para allá’; aunque incrementen 10 o 20 pesos, si no quieren trabajar siempre habrá un pésimo servicio, sería bueno que vengan los camiones otra vez”, expuso Octavio.

“Yo no uso transporte, tengo mi vehículo y casi no me afecta en nada. Sé que ya hace muchos años que no hay camiones, pero igual uno puede tomar un taxi, así como cuando meto al taller el coche, pero todo va subiendo y las tarifas también deben hacerlo”, consideró Abel.

“Los taxistas a veces quieren cobrar de más y muchas veces no quieren llevar a la gente; su actuar deja mucho que desear; y no sólo eso, hay gente que no siempre tiene para completar para el pasaje. Muchos ganamos lo mínimo y no nos da para estar pagando taxi, así que tener los camiones nos ayudaría mucho. Hace años que dejamos de tener camiones en la ciudad y ahora sí que hacen falta”, aseguró Wendy.

Algunos ciudadanos, como es el caso de Guadalupe Chan, entienden la situación en torno a la urgencia de aumentar los precios en general y está de acuerdo en el aumento en las tarifas por el costo de los combustibles; aunque admitió que sería un golpe a los bolsillos, dijo que es entendible lo que pasa y lo aceptaría.

Sin embargo, expresó, es urgente que se realice un plan para la incorporación de transporte urbano para la ciudadanía capitalina, con camiones que sean comprados y no arrendados, para que se queden. “Hace años había transporte en la ciudad y los camiones nos ayudaban mucho, pero ahorita tenemos que gastar en taxi y combis; sí sería una afectación para los bolsillos, pero entendemos que ellos también tienen más gastos, de combustible, liquidación y la afectación es para todos realmente, como para taxistas y padres de familia, pero se debe trabajar para que regrese el transporte urbano. A muchos nos ayudaba ir en camión al trabajo, nos ahorrábamos bastante”, comentó Chan.

Otras personas, como la señora Idalia, señalan que sí es necesario el servicio de transporte urbano en la ciudad, aunque ve difícil su entrada en un futuro cercano, ya que han pasado varias Administraciones y dejaron olvidado el tema; además, expresó su preocupación en torno a los trabajadores del volante porque no se puede confiar en ellos, por las anomalías que se reportan a diario y que involucran a los conductores; señaló que se debe trabajar para que le puedan dar un servicio de calidad a la ciudadanía, para que los habitantes no teman a la hora de subirse a una unidad.

En Cancún, el polo turístico conocido mundialmente, los usuarios no alcanzan a entender por qué no hay inversión en transporte público, sobre todo porque la tarifa es elevada.

“Los camiones que van a la Zona Hotelera están mejores, pero nunca los limpian. Siempre que nos subimos encontramos basura en los asientos, en el piso, inclusive en las ventanas, se debe atender esta situación para que den un mejor servicio tanto a los locales, como a los turistas, que nos ayudan a reactivar la economía”, puntualizó Sofía Moncada.

Las unidades son viejas, sucias e inseguras. Aunque hay combis, que comenzaron tomando las rutas que los camiones no querían recorrer; principalmente cuando comenzaron a surgir las regiones, son vehículos inseguros. Usuarios de las líneas 6, 29, 14 y 10, como Alberto Pech, consideran que es peligroso subirse a una Van, porque ni siquiera cierran las puertas cuando circulan.

“El subirte a una combi en Cancún es jugarte la vida, ya que estos transportes no están regulados. Muchas veces ni las puertas cierran, no hay de dónde agarrarse, además de que es caro en comparación con otros Estados”, comentó en entrevista con Por Esto!

Los mototaxis siguieron la misma política de las combis: cubrir rutas que ningún otro transporte está dispuesto a cubrir; de nueva cuenta, principalmente las regiones fueron las afortunadas: han ocasionado infinidad de accidentes, pero aun así, Norma Chi no tiene opción: vive en la zona irregular El Milagro, y la única forma de “conectarse con el mundo” es tomar una mototaxi que la lleve a alguna avenida a tomar el camión.

“Yo siempre tomo un mototaxi, ya que vivo en la zona irregular de El Milagro. Me cobran 15 pesos sólo para sacarme a una avenida principal. Deberían ser considerados, ya que no hay regulación, siempre que me subo a alguno temo que me vaya a pasar algo”.

Sobre los taxis, los verdaderos “reyes del asfalto” desde que nació este polo turístico, hace más de 50 años, Martín Moreno asegura que no hay forma de evaluarlos realmente porque “gozan de un poder de facto y hacen lo que quieren; cobran lo que quieren y suben las tarifas según su percepción, no con base en tarifas preestablecidas”. A esto hay que agregarle que muchos laboran en la ilegalidad, es decir, son taxis pirata.

Los habitantes de Cancún reclaman al Ayuntamiento de Benito Juárez invertir para mejorar las unidades y reducir los costos de los transportes, además de implementar más rutas que puedan conectar a la ciudad para tener mejor movilidad.

“Queremos una mejor movilidad para que así podamos ser una ciudad turística de primer nivel. Todas las unidades son viejas, obsoletas y con tarifas muy elevadas; desde cuándo estamos esperando la implementación de un metrobús para tener un mejor servicio”, reiteró Sofía Moncada.

A esto hay que agregar que el pasado 11 de enero, un tribunal del Poder Judicial Federal dio luz verde para la operación de Uber en el Estado, lo cual ha desatado los ataques de taxistas del Sindicato “Andrés Quintana Roo” contra choferes de la plataforma y sus unidades, en los que también se han visto perjudicados turistas extranjeros y nacionales.

Ruleteros cozumeleños prefieren a los turistas

En la isla más grande del Estado, Cozumel, el 60 por ciento de la población que carece de un vehículo propio usa el transporte urbano, principalmente “combis”; si bien los taxis son recurridos, son caros: entre 35 y 50 pesos, dependiendo la distancia.

A pesar de ser un palmo de terreno, con una zona urbana reducida, el surgimiento de nuevos asentamientos ha hecho necesario en Cozumel el uso de algún medio de transporte para trasladarse de un lugar a otro.

Sin embargo, el problema es un tanto parecido al que sufren los cancunenses: están muy acostumbrados al ruletero, pero los choferes abusan de eso y suelen no prestarles servicio por darle prioridad a los turistas; no paran aunque estén vacíos. Además, los 800 vehículos de alquiler son insuficientes para una población creciente.

Si bien la crisis económica derivada de la inflación propició que el taxi fuera el medio de transporte menos usado por la ciudadanía, pese a que mantuvieron sus tarifas desde la pandemia, para la mayoría de los ciudadanos, los chafiretes no quedan bien con el pueblo, pues son constantes las quejas del mal servicio que prestan.

En ese contexto surgieron los mototaxis: tarifas de 30 pesos para llegar a las zonas que los ruleteros ni sospechaban que existían; la presión fue demasiada y desaparecieron.

Las combis ayudan, pero su servicio es malo por la demora y porque “cortan” a las 21:00 horas.

De acuerdo con Simitrio Peña Novelo, encargado de Transporte, a causa de la pandemia, muchas unidades se quedaron mucho tiempo en desuso y se averiaron; hasta ahora, no han podido recuperarse para dar el servicio.

Los ciudadanos piden lo que creen es la solución al gran problema del transporte urbano de pasajeros en la isla: acabar con el Sindicato de Taxistas “Lic. Adolfo López Mateos”.

Dominan mototaxis en José María Morelos

A diferencia de Chetumal y Cancún, donde los martillos son los que dominan el tema de transporte público, hay un municipio quintanarroense que, en los tiempos de las comunicaciones satelitales y la movilidad, muestra los signos de atraso, es José María Morelos, donde sólo hay de dos sopas: mototaxi o tricitaxi, aunque este último está en vías de extinción. En general, sólo operan 14 unidades, aunque los transportistas indican que son 45.

Esas unidades de pedal están cobijadas, según confió Ángel Benítez Borges, por la Confederación de Trabajadores y Campesinos (CTC), una agrupación de filiación priista.

La Dirección de Transporte dice que hay 345 mototaxis activos, de ellos, más de 200 son hechizos y el resto, 145, motocarros hechos de fábrica.

El poder que han ganado los mototaxistas impide que entre otro tipo de transporte público.

Ángel Benítez Borges dice que los vehículos ligeros están controlados por la CTC, liderada por Lorenzo Castillo Acevedo. Entre los opositores a más tipos de transporte están William Tolosa y Armando Caamal; no quieren porque “representará una competencia”.

En el municipio opera el servicio de taxi de ruta, que tiene sitio en distintos espacios de la avenida principal y zonas de la Zona Centro. Esos vehículos de alquiler, afiliados al Frente Único de Trabajadores del Volante, Sección 10, liderado por Julio Chablé, cubren rutas a Puerto Arturo, La Esperanza, Kancabchén, Naranjal, Santa Gertrudis, La Candelaria, Sabán, Plan de la Noria poniente, Gavilanes, Zafarrancho y Aguada La Presumida.  Los taxis de ruta, confió Julio Chablé, dan servicio normal de esta ciudad hasta las comunidades asignadas, pero también puede ofrecer fletes, y dependiendo del lugar de destino del usuario es lo que se paga por dicho servicio.

Los choferes, de algún modo, son los que monopolizan el servicio de transporte hacia las comunidades, porque aquí no hay otro medio para que la gente salga o entre a sus localidades. El gremio que los representa es el que fija cada año la tarifa a cobrar por el servicio. Actualmente los taxistas foráneos cobran el banderazo en 25 pesos y lo que es un flete, depende del lugar a donde se contrate. Por ejemplo, a la ciudad de Mérida, cuesta mil 500 pesos.

Actualmente, esos taxis de ruta tienen vehículos sedán, de modelos del 2010 en adelante, pues según ellos, no puede tener carros nuevos, porque en esta zona no se gana tanto como para estar comprando cada 3 o 4 años vehículos de modelo reciente.

Los taxistas, más bien el Sindicato de Taxistas de esta ciudad, ha quiso introducir en la ciudad transporte urbano, pero los mototaxistas no lo han permitido, pues según comentaron algunos líderes gremiales, como William Tolosa o Armando Caamal, la introducción del servicio colectivo de ruta en la ciudad puede representar una competencia para ellos.

En la cabecera, la gente actualmente usa el mototaxi para trasladarse de la zona Centro o a la Universidad Intercultural Maya, al Colegio de Bachilleres, incluso a las colonias de nueva creación, porque es un servicio rápido, aunque no muy seguro. Ángel Ramírez Chávez, vecino de esta ciudad, dijo que él siempre que necesita transporte en esta ciudad, utiliza el mototaxi porque es rápido.

Antonio Montalvo Itzá dijo que anda por la ciudad en su bicicleta, pero cuando tiene que ir más lejos y no quiere pedalear, aborda un mototaxi, porque, según él, es un transporte más rápido. Javier Peña Rosado comentó que él no usa este medio de movilidad porque “es muy malo”; prefiere abordar un tricitaxi, aunque vaya lento, porque “son más honestos”.

En la ciudad operan dos tipos de mototaxis: los llamados hechizos, que son ensamble de moto con triciclo, y los motocarros, que son de fábrica. Para la gente, es más seguro el segundo que el primero, porque tienen menos probabilidad de volcarse. Hay, según la Dirección de Transporte, 345 mototaxistas activos, de ellos, más de 200 utilizan unidades “caseras” y, el resto, es decir, 145, unidades de fábrica.

Continuará…

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NR

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