Vendedores ambulantes le hacen 'el feo' a hoteles de Playa del Carmen; evitan ser explotados

Un pequeño grupo de comerciantes de paletas y saborines informó que contar con un micronegocio les da la libertad de tener más tiempo de calidad con sus familias y viajar fácilmente a sus lugares de origen, en lugar de cumplir con horarios como los que establece la hotelería.

Miguel Ángel Estrada Mendoza, junto con sus otros colegas comerciantes, manifestó que están acostumbrados a trabajar en el campo, por lo que no se les dificulta laborar como vendedores ambulantes de granizados, paletas heladas, saborines y cremas frías.

Estrada Mendoza es de los pocos que tiene un viejo carrito de paletas que se moviliza por Playa del Carmen, incluso llegando hasta el fraccionamiento Villas del Sol; aseguró desde el Centro le toma una hora y 45 minutos.

Dijo que es originario de Coahuila y recordó que ser empleado de tiempo completo es una experiencia más agotadora que vender paletas heladas en la calle.

“Estuve en los Estados Unidos trabajando como laminero y techando los inmuebles, pero como me fui de indocumentado me deportaron hace 10 años”, dijo.

Destacó que él y otros vendedores llegan a las escuelas públicas para vender sus saborines, paletas heladas y cremas frías, porque los niños son su principal mercado.

Los vendedores ambulantes destacaron que hay competencia desleal entre integrantes del mismo gremio, ya que hay ambulantes que recorren las calles del Centro y ofrecen sus productos a mayor costo del real.

“Si nosotros damos nuestros alimentos a 10 pesos otros los suben hasta cinco pesos y por culpa de ellos ya no nos compran”, dijo.

Por último, mencionó que ni la nueva ola de calor ha servido para que repunten sus ventas, por eso tienen que caminar más tiempo para despachar rápido el producto y obtener ganancias.

“Estamos acostumbrados al calor, yo por mi parte trabajé en las minas de carbón en el Norte y el clima adentro es insoportable”, destacó.

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LV