Luego de 25 años de no ver a su familia, Pedro llegó al Aeropuerto Internacional de Cancún (AIC) procedente de San Francisco, Estados Unidos, a donde se fue a buscar una mejor vida, sacrificando muchas cosas, entre ellas, la cercanía con sus seres queridos.
Su hermana Magdalena y sus hijos arribaron a la Terminal 2 visiblemente emocionados con globos y una pancarta que decía: “No existe mejor viaje que el de regreso a casa. Bienvenido Pedro”, cuando finalmente llegó su consanguíneo se fundieron en un fuerte abrazo que duró más de dos minutos, mientras los sobrinos se alejaban un poco para verlos mejor y tomarles algunas fotografías.
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Con lágrimas en los ojos, Pedro, quien es originario de Guatemala, mencionó que no tenía palabras para describir el momento, con semejante reencuentro y recibimiento que dijo, no imaginó, pero con el que tanto soñó, porque fueron muchos años sin verlos, porque decidió buscar nuevos horizontes en la Unión Americana, donde ha vivido de todo -seguramente más desventuras-, pero al final, ha sido un país que le permitió trabajar, salir adelante y conocer a la que ahora es su esposa, con la que tiene una hija, dijo que su decisión valió la pena.
“No había tenido la oportunidad de venir por el tema migratorio, uno se va con la ilusión de irse para salir adelante, pero no fue fácil, hubo momentos muy desfavorables, pero Dios es grande, nunca me desesperé y este recibimiento valió la pena después de tantos años de no ver a mi hermana y a mi madre que también vendrá para pasar el Año Nuevo juntos y además apenas conozco a mis sobrinos”, aseguró.
Salió de Guatemala a los 25 años de edad, hacia Estados Unidos. Mencionó que con el tiempo sus padres salieron de su país para radicar en Quintana roo, donde nacieron sus hermanas que ahora viven en Cancún y por eso este encuentro se da en esta ciudad. Pedro está casado y tiene una hija, pero no pudieron viajar en esta ocasión, aunque saben que en una semana regresará para verlas y seguir en su trabajo en el sector de la construcción.
“Estoy muy emocionada porque hoy llegó la oportunidad de vernos, mi mamá llega en una hora más, ya viene en camino. Mis hermanas y yo nacimos en Quintana Roo, pero mis papás y mi hermano son de Guatemala, en los años 80 tuvieron que salir a pedir refugio en México y llegaron a Bacalar, ahí nacimos y somos mexicanas”, dijo llorando Magdalena, que no dejaba ver a su hermano.
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Por su parte, los sobrinos de Pedro también estaban emocionados de finalmente conocer en persona a su tío del que tanto les habían hablado y al final, se conocieron se abrazaron y salieron de la terminal aérea para dirigirse al estacionamiento para encontrarse un poco más tarde con su progenitora.