A 32 años que fue dictaminada su autorización ambiental y dar paso a la creación de infraestructura en una superficie de casi 60 hectáreas, en su mayoría de zona de mangle, el proyecto Malecón Tajamar sigue estancado, con una anulación de permisos de manera irrevocable del Tercer Tribunal del Poder Judicial en Quintana Roo, por lo que el proyecto inmobiliario no tiene posibilidad de ser reactivado; además, de la exigencia de inversionistas para que les reintegren su dinero, que al momento de compra fue por mil 977 millones de pesos.
El Proyecto Tajamar, ubicado frente a la laguna Nichupté, en una zona céntrica de Cancún, es un caso que ha estado vigente durante más de tres décadas, ya que llegó hasta la Comisión Nacional de Derechos Humanos de México y no se tiene a la fecha el resolutivo final por parte de la Suprema Corte de Justicia para definir la situación del llamado “ecocidio” que la sociedad civil constituida en movimientos sociales ecologistas denunció para defender el ecosistema de manglar, especie bajo la categoría de “amenazada” según la NOM-059-SEMARNAT-2010.
De acuerdo con el ensayo “Impactos ambientales generados por el caso Malecón, Cancún (Proyecto Tajamar), Quintana Roo, México. Reflexiones para el desarrollo sustentable del turismo”, de Mayra Manuel Aragón, de Universidad del Mar (México), este caso se evidencia como un ejemplo más de los megaproyectos turísticos que se han puesto en marcha en dicha zona y, que han sido autorizados a pesar de infringir la legislación ambiental y la política turística y que en consecuencia han generado severos impactos negativos en la biodiversidad, aunado al descontento social y la proliferación de empresas multinacionales y transnacionales que se han apropiado de los recursos de países en vías de desarrollo, como lo es el caso de México.
Imposibilitado para continuar con la construcción debido a la anulación de permisos de manera irrevocable del Tercer Tribunal del Poder Judicial en Quintana Roo, el proyecto se encuentra abandonado, el edificio que en su momento comenzó a edificarse en el acceso principal quedó como mudo testigo del ambicioso proyecto que no terminó de concretarse por los múltiples temas legales antes mencionados.
Esta edificación acabó como un “elefante blanco” en medio de la vegetación que ya comienzan a recuperarse de manera natural y ha sido objeto del vandalismo que se vive en la ciudad, ya que luce grafittis de enormes dimensiones.
El lugar cuenta con vialidades, guarniciones y banquetas; además de un alumbrado deficiente. Actualmente, es utilizado para eventos deportivos, conciertos, ferias, entre otras actividades matinales como la práctica de yoga o ejercicio. Además, los ciudadanos tienen la opción de pasear a su mascota.
Línea del tiempo
En el año 2000, el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) concibió un Plan Maestro para el desarrollo del Malecón Tajamar con el propósito de generar condiciones óptimas para conectar ordenadamente el desarrollo de la zona urbana con la zona hotelera de Cancún.
De acuerdo al propio organismo, “el proyecto fue diseñado para aprovechar al máximo los recursos materiales y ecológicos, minimizando los costos y el impacto ambiental”.
Después de haber presentado el proyecto ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y tras haber gestionado los permisos correspondientes, dicha dependencia otorgó en julio de 2005 la autorización en materia de impacto ambiental para las obras de urbanización.
Las obras de urbanización en dicho desarrollo dieron inicio en 2006, abarcando una superficie de cerca de 60 hectáreas para su comercialización con usos de suelo habitacional, comercial y de servicios.
La dotación de infraestructura necesaria para su correcta operación incluyó la construcción de vialidades, guarniciones y banquetas; la instalación de drenaje sanitario y pluvial; la electrificación y el alumbrado público; y la lotificación de los terrenos en venta.
En ese entonces, el organismo informaba que el Gobierno de la República, a través de Fonatur, ha invertido durante este periodo (2000-2015) más de 520 millones de pesos.
Tras haber concluido las obras de urbanización se obtuvieron 2 mil 40 millones de pesos en ventas, que implicarían una derrama económica por 11 mil 563 millones de pesos y la creación de 5 mil 166 empleos directos y 10 mil 332 empleos indirectos.
En ese entonces, se informó que el Fonatur donó al municipio de Benito Juárez de Quintana Roo un predio con una superficie de 107 hectáreas colindantes con el actual desarrollo de Malecón Tajamar, que, al ser comercializables, se transmitieron con uso de suelo de "conservación ecológica" con el fin de desarrollar un parque ecológico urbano.
Devastación
La madrugada del 16 de enero de 2016, al lugar ubicado en el centro de Cancún llegaron más de 50 camiones y máquinas excavadoras que, con el apoyo de elementos de la policía municipal, iniciaron la labor de desmonte mientras cientos de ciudadanos denunciaban la devastación y replicaban el clamor de la fauna que había sido mutilada o apenas había logrado escapar de las máquinas que destruían su hábitat.
A partir de ahí inició una la oleada de quejas y manifestaciones, hasta llegar a una carta firmada por 113 niños para solicitar fin a la devastación y respetar su derecho a una vida en paz con el medio ambiente, lo cual fue tomado en cuenta por el Poder Judicial y ordenó la detención de toda obra.
Mientras que, en junio de 2017, el Tercer Tribunal Colegiado del Vigésimo Séptimo Circuito otorgó el amparo y protección de la justicia federal, obligando a que Semarnat se abstenga de ejecutar la autorización de impacto ambiental otorgada a Fonatur, que permitía la remoción de manglar entre otros hechos para llevar a cabo el anteproyecto Malecón Cancún hoy conocido como Malecón Tajamar.
Restauración pendiente
A más de 12 años de que se perpetró la ilegal tala y remoción de manglar sobre casi 59 hectáreas del malogrado Proyecto Malecón Tajamar, sigue sin ser restaurado el daño ambiental.
La Comisión Nacional Forestal (Conafor) fue condenada a restituir la vegetación removida en los 44 lotes en que se dividió el extinto proyecto inmobiliario, en una sentencia inapelable que se mantiene en etapa de ejecución.
Este asunto detonó una ola de malestar legal entre ambientalistas y habitantes contra la devastación ambiental del sitio en 2011, que generó mil 188 denuncias de inconformidad de particulares contra el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur).
El caso ha pasado por un largo andar judicial y se mantiene vigente un recurso de inconformidad de cumplimiento de sentencia dictado por el Tercer Tribunal Colegiado, el 28 de febrero de 2019.