A tan solo seis kilómetros de la majestuosa ciudad de Becán, capital de la zona de Río Bec en el antiguo Mayab, se edificó un pequeño sitio satélite, compuesto por edificios de complejidad notable en su simbología y arquitectura, una zona exclusiva para la élite que gobernó durante su tiempo, con grandes privilegios políticos y económicos, entre el Preclásico Tardío, desde el año 300 a.C. hasta ya entrado el Posclásico, en el 1100 d.C..
A este sitio, descubierto en los años 1960, se le llamó Chicanná, compuesto de palabras que en maya yucateco significan "la casa de la boca de la serpiente", en alusión a los elementos del reptil que decoran algunos inmuebles: lenguas, dientes, ojos y escamas que se aglomeran principalmente en fachadas y cornisas.
Estos mascarones zoomorfos representan a Itzamná, el dios del Sol y la sabiduría, guiador de las almas al inframundo, mostrado con una cara inmensa y muy ornamentada, de fauces abiertas y orejas enjoyadas, llamado también El monstruo de la Tierra, muy característico del arte del Petén y del estilo Río Bec en la región.
Lucen especialmente grandiosos en la antigua y pequeña Chicanná, morada doméstica y de culto, localizada en la ruta entre el Golfo de México y la costa de Quintana Roo, en el Estado de Campeche. En el lugar vivía la clase sacerdotal y guerrera, población de segundo orden para la nación, solo detrás de la familia de linaje divino que dirigía en Becán, donde se impulsó una forma de cosmovisión y la existencia humana en el mundo muy arraigada a la cotidianeidad de la población, así como mecanismo de dominio y legitimación de su poder con el pueblo.
El núcleo del asentamiento prehispánico está formado por cinco conjuntos arquitectónicos monumentales distribuidos en pequeños grupos, cuyo levantamiento comenzó desde principios de nuestra era y se prolongó durante distintas etapas constructivas.
Arquitectura
Erigieron edificios con rasgos artísticos según su era: Petén: 1-600 d.C.: Con aplanados de estuco y pintados de rojo. Chenes: 600-900: Fachadas con representaciones del Monstruo de la Tierra con boca y colmillos. Un estilo que compartía con otras urbes en la región de Río Bec.
La casa de la boca de la serpiente (chi-boca, canserpiente, ná-casa), alude al mascarón de la fachada central de la Estructura II, que conserva restos de color, así como algunos glifos. Así se pudo ver en su esplendor.
Los paneles de los mascarones que tienen las Estructuras I, VI y XX, son buenos ejemplos de la iconografía regional y muestran la evolución de las representaciones del Monstruo de la Tierra.
La puerta de acceso da la sensación de estar entrando en las fauces de una criatura, también relacionada con el inframundo. El interior cuenta con 8 habitaciones y poseía una gran crestería en la parte superior del edificio.
Estructura XX
Posee dos plantas en un buen estado de conservación. La planta inferior con 11 habitaciones y la superior cuenta con cuatro. La fachada muestra ornamentos de figuras zoomorfas.
JGH