En Campeche, así como en Yucatán y Quintana Roo, la celebración de Día de Muertos es una de las más esperadas por la emoción y sentimiento que deja en los vivos por, la cercanía con los que ya no están. El pan de muerto es una de las delicias tradicionales que se preparan para esta celebración, y tiene una particularidad que lo distingue de otras versiones en el país.
Además de este sabor característico, el pan de muerto en Campeche puede llevar una preparación muy similar a la del pan de otros estados, con su característica forma redonda y decoraciones que simbolizan huesos o lágrimas, representando el ciclo de la vida y la muerte. El aroma del anís mezclado con los otros ingredientes como la mantequilla, el azúcar y la naranja hacen que el pan sea inconfundible y muy apreciado en las celebraciones del Día de Muertos.
Esta versión del pan no solo es una ofrenda para los difuntos, sino también un símbolo de unión familiar y cultural que honra a los ancestros y preserva el legado.
Sazón de temporada
Las fechas del Día de Muertos en la Península de Yucatán brindan un sabor "distinto" que es imposible de explicar con palabras. Es una experiencia que trasciende lo tangible, quizás ese sabor tan especial proviene de una intuición colectiva, de la creencia de que durante estos días "los difuntos se ausentan de su descanso para llegar a la tierra de los vivos y convivir, sin que nosotros nos demos cuenta". Se dice que ellos comparten con nosotros la comida, los recuerdos y, con su presencia.
En el pan de muerto el ingrediente secreto es el anís, que impregna la masa con su aroma característico y dulce, haciendo que cada bocado sea un vínculo con lo sagrado, con las almas que se sienten más cercanas en estos días. Un platillo que se prepara con devoción y cuidado, no solo para satisfacer el paladar, sino para honrar a aquellos que ya no están, pero cuya presencia se percibe en el ambiente cargado de aromas, sabores y memorias.
Para elaborar una pieza de pan de muerto por kilo, es necesario contar con ingredientes específicos: 250 gramos de azúcar, 200 gramos de mantequilla, 125 mililitros de agua o leche, cuatro huevos, 15 gramos de levadura y cinco gramos de sal. Sin embargo, el verdadero secreto de este pan no radica solo en las medidas exactas o en la calidad de los productos.
Cada paso en el proceso de amasado, fermentación y horneado requiere tiempo y cuidado, porque este pan no es solo un alimento: es una ofrenda para el familiar que va a visitarnos desde el más allá. Prepararlo con dedicación es una forma de honrar a los difuntos y de asegurarse de que, en ese breve encuentro entre el mundo de los vivos y el de los muertos.