Los mismos comerciantes y prestadores de servicios, preocupados ante la amenaza de nuevas medidas de seguridad, aplican de manera más estricta las normas en todo tipo de establecimientos.
El joven Fernando Várguez, encargado del ingreso de los clientes en una casa comercial del centro de la ciudad, comentó que “la gente es muy terca, no aceptan acudir a comprar solos, la gran mayoría vienen en parejas o a veces hasta en grupo, cuando son gentes que vienen de otras comunidades, quienes se las ingenian para entrar uno por uno a las tiendas y después se les ve agruparse ya una vez adentro”.
Otra mala costumbre, a pesar de las recomendaciones de las autoridades municipales, es la renuencia de algunos a usar siquiera el cubrebocas, pues simplemente llegan a enfrentarse a las autoridades por las recomendaciones, dijo.
Tal vez por eso –agregó- ya no hay tanto celo por parte de la autoridad, así que son los propios comerciantes quienes tienen que ver que se cumplan con mayor rigor las disposiciones sanitarias.
Lo mismo pasa con aquellos que transitan por las calles, muchos van sin cubrebocas, ni se diga el uso del casco. Como sucede cada tres años, cuando estamos en vísperas de un proceso electoral, la gente se aprovecha de la situación y les vale, sabedores de que las presiones de parte de la autoridad municipal se relajan un tanto, a fin de no “perder votantes por algún enojo”.
SY