La zona arqueológica deRuinas de Aké, además de las edificaciones para visitar, cuenta también con la belleza de un cenote de aguas cristalinas donde la gente mitiga el calor de esta temporada sofocante de altas temperaturas.
Asimismo, los visitantes disfrutan de la amabilidad de la gente de esta comisaría ubicada 10 km. al oriente de la localidad. Y no puede faltar la sabrosa comida que preparan don Mito Balam y su esposa: el mole de puerco con arroz, la sopa de lima, puerco en salsa verde, relleno negro, kibis, etc., con el sabor tradicional de la cocina tixkokobense.
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Don Mito Balam y su esposa Guadalupe Espinosa dijeron que venden comida los viernes, sábado y domingo, que son los días en que llega más gente de Mérida y otros lugares a visitar la zona arqueológica y al Cristo Negro que está en su capilla en lo alto de un cerro. Sin embargo, lamentan que debido a la pandemia permanezcan todavía cerrados al público después de un año.
“Esto nos ha afectado a todos económicamente pues dejamos de vender a toda esa gente que siempre nos visita, sobre todo cada 3 de abril, cuando se baja la sagrada imagen del Cristo y cientos de fieles católicos de Cacalchén, Mérida, Tixkokob, Ekmul, Hubilá, Nolo, y otros lugares llegaban ese día a Ruinas. En esta fecha nos hacen falta manos para atender a tanta gente que viene con nosotros a comer”, indicó Mito.
“Este año sólo llegaron unas cuantas familias y nos fue muy mal por la pandemia y la crisis económica y los bajos ingresos. Esperamos que el próximo año se acabe esto de la enfermedad del coronavirus que estamos padeciendo y ahora con la vacunación todo vuelva a la normalidad”, recalcó.
SY