Ante el mal concepto que se tiene sobre las leyendas de las aves de mal agüero, así como sobre la transmisión de enfermedades zoonóticas de ciertos animales silvestres hacia el humano; la sucesión generacional de esas creencias ha provocado afectaciones trascendentales en los ecosistemas, como la caza indiscriminada y la captura de varias especies.
La especialista en fauna silvestre, Elizabeth Sánchez Domínguez dio a conocer que muchas personas tienen un mal concepto sobre los animales silvestres.
“¿Cuál es la realidad? Hemos crecido con la creencia de las brujas que se convierten en lechuzas, de que cuando el tecolote canta alguien muere, de que los vampiros o murciélagos salen por las noches a chupar sangre de los niños, o que los tan satanizados zorros son trasmisores de rabia y así muchos animales más”.
La realidad de todas esas especies mencionadas es que están siendo exterminadas por el ser humano, si bien es cierto que muchas de estas no son especies carismáticas, no debemos olvidar que cada una de ellas tiene su función en el medio ambiente.
Muchas rapaces nocturnas o diurnas existen para el control de ciertas plagas (roedores), reptiles o incluso insectos, los murciélagos actúan como dispersores de semillas, polinizadores, controlando también plagas. Mencionaremos una más, la zarigüeya, que por ser una especie no carismática ha sido liquidada y exterminada cruelmente, sin informarnos de que gracias a ella se puede controlar la enfermedad del Mal de Chagas, funcionando como dispersador natural de semillas, no trasmitiendo la rabia, pero sí controlando insectos venenosos, así como ofidios (serpientes).
Por eso antes de tener la creencia de que un animal silvestre puede llegar a perjudicarnos, debemos informarnos sobre su función, pero principalmente convertirnos en espectadores de lo que la naturaleza nos brinda.
Se resalta la repercusión de depredadores encargados de controlar las plagas que no sólo afectan los cultivos agrícolas, sino que además pueden producir problemas de salud pública, debido a su gran número poblacional afectando dos tipos de servicios del ecosistema: la renovación de los bosques, su función biológica, principalmente en la retención del agua por escasez de animales dispersadores de semillas y la pérdida de individuos controladores de plagas que evitan que se presenten problemas de salud pública.
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JG