Una de las tradiciones más arraigadas en las familias de las comunidades es la conmemoración anual del Día de Finados, que se extiende todo noviembre y en el último día se desarrolla el rito antiguo llamado Bix Mes, o sea, la despedida de las ánimas que, según las creencias populares, llegan a visitar los pueblos y permanecer en los solares en esas fechas.
Se cree que en algunas comunidades los difuntos se van a mediados de diciembre, pero en los pueblos de la Entidad es hasta el 30 de noviembre. Sobre esto, la señora Guadalupe Lugo López comentó: “Es una creencia muy antigua, eso del Bix Mes, que es la despedida de las ánimas, porque según la tradición ellas vienen desde su lugar de descanso a estar en sus casas y en su pueblo por espacio de un mes. Los recibimos con ofrendas, oraciones, flores y velas, debemos despedirlos con regocijo, nostalgia y oración”.
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También señaló: “Eso de rezar por las ánimas del purgatorio, debe ser algo de siempre, no solo es exclusivo de noviembre, pero bueno, la tradición hace énfasis en este mes, pero deben ser todos los días”
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La despedida de los fallecidos tiene un rito marcado de cómo debe ocurrir la celebración, la ofrenda que se colocará en el altar debe ser comida sólida, nada de caldo. El 30 de noviembre, cuando comienza anochecer, se colocan pibes, vaporcitos y panes, envueltos en servilletas blancas, en la mesa durante toda la noche. No pudiendo ser consumida, sino hasta la mañana siguiente en la cual las ánimas ya se hayan marchado.
En lo que respeta a esta celebración, Rosa Vázquez Aragón comentó: “Es triste ver el ambiente que predomina la noche del 30 de noviembre, pues se van las ánimas y hasta dentro de un año, si es que vivimos las podremos recibir de nuevo. La ofrenda que se pone es para que tomen la gracia de los alimentos; se pide por el descanso eterno de ellas y por eso se hace la última novena o rezo del mes, que es el final del tiempo de finados”.
También, señaló que durante la noche se pondrán flores y se iluminarán las puertas de las casas y las albarradas con velas en señal de despedida, “así como cuando fueron recibidas. Eso de amarrar la comida y las velas, como también rezar en la noche, son cosas que aprendimos de nuestros padres y abuelos, y eso hemos practicado y enseñado a nuestros hijos y nietos”.
Dictan las antiguas creencias que las personas que murieron en el año no van de visita en noviembre, solamente se les permite salir la noche del 30 para que ellas carguen las velas y los pibes cuando las ánimas se regresen. Se dice también que así como llegaron en procesión se marcharán en la noche, ahora con una notable tristeza por dejar sus familias y su pueblo tan querido tras estar de visita por todo un mes.
Las velas que se enciende son los cabos de velas que se quemaron durante los rezos y la ofrenda colocada en todo el mes. Las velas en la puerta de las casas o en las albarradas pueden ser acompañadas por flores que se cultivan en los solares como árnica, xpujuc y amor seco, entre otras variedades existentes.
Por el lado de la iglesia, noviembre es un mes dedicado para orar por el descanso eterno de las almas del purgatorio. Diferentes familias de las comunidades se despiden de sus finados los fines de semana, en la cual se organizaron para hacer pibes o mucbipollos, adelantado así el Bix Mes, debido a que algunos no pueden reunirse para hacer esta actividad tradicional por motivos de trabajo o estudio.
El Bix Mes es una de las tradiciones que está fuertemente arraigadas, siendo parte importante del rico patrimonio cultural intangible de las comunidades yucatecas.
En Dzidantún, los adultos mayores mencionaron que ya se encuentran listos para esta actividad, pues muchos de ellos están comprando de nueva cuenta los ingredientes para volver a elaborar el mucbipollo y colocar el altar, otras ofrendas que al difunto le gustaba consumir en vida. Ana Luisa Perera, habitante, alegó que en su familia siempre se ha mantenido presente esta actividad que año con año suele llevar a cabo.
Para este día, que es el último del mes, la mujer mencionó que los pobladores, sobre todo católicos, además de colocar las velas o veladoras en la puerta de sus viviendas o sobre de las albarradas, los patios vuelven a estar arreglados y se evita tener trastes y ropa sucia, pues se cree que los difuntos harían este trabajo como muestra de señal de su despedida.
Sobre el porqué no se ponen comidas líquidas en las mesas de los altares, Ana Luisa dijo: “El caldo lo estarían derramando en su camino, por eso no se coloca, esos alimentos se pueden poner para el día de su llegada”.
Las rezadoras del pueblo son solicitadas de nueva cuenta por las tardes o antes de la medianoche para hacer la plegaria de despedida, muy diferente la de inicio de este mes, sin embargo, las familias antes de esto acuden al panteón para volver a arreglar y colocar las ofrendas florales.
“Además de darles el último adiós en el cementerio, les tenemos que rezar. Esta tradición aún se mantiene viva en la comunidad”, indicó la mujer.
Los habitantes señalaron que en el día de despedida el ambiente suele ser diferente, melancólico y se siente una total calma, muchas de las veces se presenta una lluvia que simboliza el último baño de las ánimas para regresar a su mundo.
Como todo mes tiene sus creencias, durante el Día de Muertos, específicamente en la despedida, abuelitos recordaron que la última persona que falleció en este mes es quien cargará los pibes de todas las almas.
“Cuentan que el último en morir es quien hace el cuch pib, así dicen desde hace muchos años, siempre suele adelantarse uno aquí en el pueblo, es muy rara la vez que no pase”, recalcó Ana María.
Para la última noche de noviembre, los lugareños colocarán las velas a un costado de la albarrada, la encenderán e ingresarán en sus domicilios a dormir. Posteriormente, durante la mañana del 1 de diciembre, las ofrendas que fueron colocadas en el altar son retiradas para poder ser consumidas.
“Hasta el día siguiente se quita el altar, sobre todo la comida, así las ánimas durante la noche se llevan el vapor de los alimentos”, expresó Perera.
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NM