Tras vivir más de 30 años en California, migrante regresa a Yucatán para abrir un restaurante

Después de trabajar más de 32 años en Los Ángeles, California, ciudad a la que emigró cuando tenía 19 años, Vicente Madero Narváez decidió regresar a Mérida hace 13 años con la idea de abrir un pequeño restaurante en su pueblo natal, Bokobá, pero la idea se fue posponiendo porque no pudo cobrar su pensión al cambiar el límite de edad de 65 a 67 años.

Acompañado de su esposa dijo que la semana pasada viajó a Los Ángeles para tramitar su pensión, pero al llegar se enteró de que ahora tendrá que esperar a cumplir 67 años y por esa razón decidió retornar a Mérida y continuar con su proyecto de abrir un restaurante de comida regional yucateca.

Comentó que hace dos años abrió su establecimiento, incluso construyó una piscina, pero no funcionó porque vendía platillos de Jalisco, porque son los que sabía elaborar su esposa, pero la gente pedía más los salbutes y panuchos, caldos de pavo y otros guisos yucatecos, por lo que decidieron cerrar mientras concluían los trabajos de la piscina, a la que pensaba darle una mejor presentación con el cobro de su pensión, pero al no conseguir esa prestación ahora planea reabrir su establecimiento con comida yucateca.

Aprovechó para invitar a los turistas nacionales y extranjeros a visitar Bokobá, donde se batea el agua y se agita la que hay en los cenotes, uno de ellos se ubica por debajo del piso de la iglesia.

Es un pueblo de mil 800 habitantes, pintoresco y tranquilo, donde por cierto es el precursor de las sillas confidenciales como las que hay en la plaza principal de Mérida, ubicado a unos 35 kilómetros de Izamal, Pueblo Mágico, que espera comience a crecer cuando concluya la construcción del Tren Maya, porque hay muchas personas interesadas en invertir, pero lamentablemente las autoridades niegan a otorgar los permisos.

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CC