En 20 años para la capital yucateca habrá un problema grave de escasez de agua para uso humano si se mantiene el sistema de drenajes y zanjas que contaminan el manto freático, detalla el Plan de Drenaje Pluvial Sostenible de Mérida.
El suelo de la Península de Yucatán posee poca profundidad de sustrato y fracturas subterráneas, a partir de la disolución o colapso de roca caliza surgen cenotes y cavernas, por sus características naturales, toda el agua que cae en la superficie es drenada al subsuelo, lo que permite la creación de un gran acuífero que conforma la única fuente de agua dulce en la región, pero esta permeabilidad del suelo lo hace vulnerable a la contaminación.
El documento señala que dicha contaminación, cada vez más grave, es causada por el vertimiento de residuos domésticos, industriales, pecuarios y agrícolas sin el tratamiento adecuado y de seguir con esta tendencia, en 20 años habrá un problema hídrico grave; es decir, reducción de calidad y cantidad de agua para consumo de los yucatecos.
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El plan detalla que los factores de contaminación del acuífero van desde la parte doméstica con aguas jabonosas y sanitarias, en los servicios y comercios con grasas, aceites e hidrocarburos, en las industrias y hospitales y los pluviales. En conjunto, las condiciones naturales, las actividades antropogénicas y el crecimiento de la ciudad de Mérida ejercen una fuerte presión que compromete la disponibilidad y la calidad del agua.
El problema implica que se usa agua que no se repone a plenitud con el ciclo natural; hay una reducción en la cantidad y a un deterioro en la calidad de agua dulce disponible, los efectos del deterioro progresivo y exponencial del agua pueden generar desacuerdos sociales sobre la cantidad de agua destinada a cada actividad, pueden conducir a limitaciones de uso, afectaciones a la salud pública y desequilibrios en los ecosistemas que dependen de ella.
El modelo de crecimiento de Mérida reduce la cobertura vegetal, pone en riesgo la biodiversidad característica de la selva caducifolia y afecta, de manera negativa, los servicios ecosistémicos asociados a esta, tales como la regulación del clima, conservación del suelo y sus nutrientes, captación de carbono y reposición de oxígeno a la naturaleza.
Respecto a infraestructura de drenaje pluvial, la capital yucateca optó por un sistema basado en la perforación de pozos y excavación de zanjas ubicados en vialidades, lo que desaloja las aguas pluviales y la escorrentía urbana hacia el acuífero sin tratamiento previo.
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GC