El COVID-19 también afectó a los que viven al día y sobre todo a los cinco mil 400 artesanos de Calkiní, porque dejó pérdidas de las que aún no se recuperan, por lo que están a la espera de que repunte la cantidad de turistas y que dejen derrama económica.
Esta crisis no se había visto en años y obligó a consumidores y comerciantes a mantenerse en casa, por lo que el desplome de la economía fue general.
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Cabe hacer mención que un aproximado del 50 por ciento de los artesanos cerró sus puestos y dejó de recibir al turismo, a pesar de ser sus principales consumidores y generadores de la economía del municipio.
Los pedidos con destino al extranjero decayeron durante varios meses, por lo que los artesanos se vieron forzados a vender a menor precio y esto trajo pérdidas económicas al momento de adquirir la materia prima.
Varios talleres dejaron de trabajar y despidieron al personal; sin embargo, aunque el sector artesanal reportó pérdidas, los que se dedican al labrado de piedra y alfarería aseguran que su situación fue peor.
Pero con la apertura de Campeche al turismo gracias a que el Semáforo Epidemiológico se encuentra en Verde, al momento hay dos mil 500 artesanos activos que trabajan la palma y textiles, tallan piedras y crean figuras de alfarería.
Al respecto, Wilma del Socorro Puch Aldana, coordinadora de artesanías del municipio, señaló que se mantiene en contacto con los artesanos, y que ellos aducen falta de clientes y turistas como la causa de la que economía decaiga más en la comunidad.