En lo que va del 2024, en Quintana Roo se han registrado 228 denuncias por acoso sexual, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo Nacional de Seguridad Pública (SESNSP); sin embargo, se trata de un delito poco denunciado, ya que de acuerdo con un sondeo realizado por Por Esto! en las calles de la ciudad, las mujeres prefieren no denunciar por la falta de confianza en la autoridad.
Quince ciudadanas coincidieron en que uno de los miedos más frecuentes para ellas, al momento de transitar por las calles de Benito Juárez, son las faltas de respeto que reciben mientras realizan cualquier tipo de actividad: al caminar reciben comentarios lascivos, tocamientos e insinuaciones inapropiadas, lo que ha generado un miedo colectivo al respecto entre el género femenino.
Lourdes Munguía dijo que hace unos meses tuvo una experiencia muy desagradable, porque su hija, quien solía tomar el transporte público a unas calles de su domicilio, fue víctima de un hombre que la tocó en la parte baja de su espalda, después de decirle comentarios con connotación sexual y desde entonces tiene que acompañar a la adolescente, porque ahora tiene miedo.
¿Usted sabe que esto es considerado un delito?
“La verdad no tenía el conocimiento, pero ni ganas de ir hacer fila a la Fiscalía, para que al final ni agarren a los responsables”, dijo.
De acuerdo con el Código Penal de Quintana Roo Artículo 130 bis, a quien asedie o acose sexualmente a persona de cualquier sexo o solicite favores de naturaleza sexual, para sí o para un tercero, se le impondrán de seis meses a dos años de prisión y trescientos a quinientos días multa.
Angélica Martínez, estudiante de derecho, aseguró que por lo menos dos veces a la semana es víctima de esto, sobre todo en el transporte público.
“Es muy desagradable subir al autobús en las mañanas, cuando generalmente está lleno, porque aprovechan para rozarte el cuerpo y nada tiene que ver el sobrecupo o cuando vas sentada y lo hacen en el hombro, según ellos no se dan cuenta y hasta se ofenden si les pides de favor que tomen su distancia”, expresó.
El 66 por ciento de las mujeres se sienten más inseguras cuando viajan en el transporte público, reveló la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSPU).
Otro de los lugares que los acosadores acostumbran hacer de las suyas son los tianguis, donde generalmente usan gestos e insinuaciones. Romina Delgado, ama de casa de casa, refirió que todos los domingos que asiste hay hombres que buscan a señoras solas para lanzar sus insinuaciones a la vista de todos, y lamentablemente son pocos los hombres que alguna vez les ponen el alto para auxiliar,
“Ha sido esta conducta tan constante y de manera descarada que las personas ya la normalizaron y no hacen nada para prohibir estas conductas”, lamentó.
Laura Suárez Blanco explicó que muchas veces culpabilizan a las mujeres por vestir con falda o pantalones cortos, o con algún escote, porque según eso es una provocación, cuando en muchas ocasiones se ha sentido agredida e incómoda, aunque su vestir sea de lo más común.
“El que una mujer se ponga la ropa que sea, no les da el derecho de decir cosas ofensivas y mucho menos que nos pongan una mano encima y es cuestión de educación.
Para Gabriela Torres es muy preocupante que cada vez que hay comentarios al respecto con otras mujeres, todas tienen más de una experiencia terrible al respecto y entre las emociones compartidas están el miedo, el asco y la impotencia, porque muchas, si no es que la mayoría, no saben qué hacer en estos casos y ni piensan en denunciar, porque hay delitos más fuertes que se quedan en el archivo, lo que las hace pesar que por esto las autoridades no harán algo al respecto.
Ana Castillo, estudiante, dijo que no hay suficiente conciencia social al respecto. “La gente aún tiene el pensamiento de que las mujeres hacen algo para obtener dicho acoso y que nosotras no somos nadie sin alguien a nuestro lado”.
¿Has tenido alguna experiencia?
“Si, fue en el transporte público. Mientras estábamos de regreso a mi casa un señor se sentó en la parte de atrás de mi lugar y empezó a tocarme el cabello y los hombros lo que fue molesto para mí e incómodo; entonces decidí decirle que me deje en paz y me cambie de lugar. Por fortuna cuando me bajo mi mamá siempre está ahí esperando y él no pudo seguirme porque vio que estaba ella”.
Consideró que este es lugar es donde las mujeres están más vulnerables porque es un lugar donde hay mucho contacto físico por lo que es más común que se puedan sobrepasar el espacio vital sin el consentimiento.
¿Qué medidas crees que podrían implementarse para reducir o prevenir el acoso en espacios públicos?
“Podría ser mediante pláticas que hablen sobre este tema, donde muestren apoyo a las mujeres de manera psicológica y les demuestren que no están solas; además, podríamos tener más presencia de seguridad con elementos que sean honestos es decir que no exista corrupción cuando queramos denunciar algún acoso o cuando estemos transitando por la ciudad solas”
Gisselle Enríquez expresó que efectivamente ha sido víctima de acoso. “Sí, acoso, más de una vez, con gritos en la calle o con el ruido de la bocina de sus autos. También ha tenido la mala experiencia con algunos trabajadores de la construcción, con comentarios llenos de obscenidades. “Una vez en el transporte público un hombre se sentó a lado de mí y tocó mi pierna para después hacerme una propuesta muy denigrante, hasta que empecé a gritar y dos hombres muy amables lo bajaron del camión mientras la mayoría le gritaba que se fuera”, narró.
¿Cómo sueles sentirte al experimentar acoso?
“Me sentí en peligro y nerviosa. He tratado de ayudar a más personas cuando veo que están viviendo una situación así, dijo.
Entre los tipos de acoso que ha experimentado se encuentran, gritos, contacto físico no deseado y principalmente miradas lascivas. Y los lugares donde más ha sentido peligro es caminando en las calles y en el transporte público.
En el caso de Aline Flores, ama de casa, dijo que a veces sale al parque con sus dos pequeños, pero ni así la respetan los hombres. En una ocasión hasta le ofrecieron dinero, lo cual le pareció terrible, porque su hijo comenzó hacer preguntas, por lo que tuvo que retirarse del lugar.
“No es justo que siempre andemos por las calles con miedo, ya no es posible hacer cualquier actividad fuera de casa sin que ser víctimas de personas enfermas que no deberían estar sueltas por las calles”, opinó.