En Quintana Roo la gente desaparece sin dejar rastro y sin que las autoridades realicen un trabajo efectivo para atacar la raíz del fenómeno: la creciente incidencia delictiva, afirman los ciudadanos. El crimen organizado, la venta de drogas y el delito de trata serían los principales responsables de la crisis de no localizados.
En los primeros ocho meses del año, la Fiscalía General del Estado (FGE) contabilizó 883 desapariciones, pero los colectivos de búsqueda afirman que se han rebasado las mil 200.
Reportes de “levantones” y fichas de búsqueda se emiten a diario, lo que ha transformado la realidad de los habitantes y permeado en su estado ánimo.
En Benito Juárez, donde se registra el mayor número de desaparecidos, los habitantes comentaron que las privaciones de la libertad se vinculan mayormente con la venta de drogas y peleas entre células delictivas para ganar más territorio.
La ciudadana Raquel S. cree que éstas se derivan de la venta de estupefacientes. “Muchas veces en las noticias vemos que cuando los encuentran tienen bolsas con droga o andan de sicarios y se los llevan sus enemigos”, comentó.
Marcos L. opinó que influyen mucho las condiciones en el hogar y la educación de los hijos, pues el mal ejemplo y la descomposición social contaminan la mente de los jóvenes, quienes finalmente terminan en las calles.
“Muchas veces, los niños de 11 o 12 años están a medianoche corriendo en la calle, mientras que los papás están muy tranquilos en sus casas, sin ver qué compañías tienen sus hijos. Tal vez en esos momentos son enganchados por la delincuencia y ni se enteran”, mencionó.
Eduardo N. afirmó que muchas veces las mismas autoridades están relacionadas con las privaciones de la libertad. Recordó que, en el 2017, un grupo de presuntos cobradores del “gota a gota” fue detenido por agentes municipales; posteriormente, uno de los sospechosos fue encontrado muerto en la avenida Nichupté. “Se supone que nos deberían cuidar, pero la corrupción también está en la policía”, comentó.
Las zonas consideradas “foco rojo” en “levantones” son las colonias irregulares de la periferia de Cancún, así como la delegación Alfredo V. Bonfil y los fraccionamientos Paseos del Mar y Aloja.
Entre los casos más controversiales está el ocurrido en la Supermanzana 247, donde sujetos levantaron y torturaron a un joven que después fue encontrado por los vecinos. La víctima logró sobrevivir tras días de hospitalización.
El pasado marzo, en el fraccionamiento Paseos del Mar, un grupo de hombres armados obligó a un joven, identificado como Sergio Iván “N”, a subir a un mototaxi. Ahí lo golpearon por varias horas hasta que lo abandonaron en la Supermanzana 251.
El 21 de junio, en la Supermanzana 235, por la calle 126, un joven fue “levantado” por dos sujetos en un automóvil; posteriormente fue asesinado. Su cuerpo fue hallado con múltiples impactos de arma de fuego, confirmó la policía horas después.
También las zonas residenciales se han visto envueltas en estos hechos. Un caso reciente ocurrió en la avenida Huayacán, Supermanzana 310, en el Polígono Sur; un comando armado privó de la libertad a un hombre en agosto pasado. La víctima fue severamente golpeada, según informaron las autoridades.
Chetumal
En la capital del estado, uno de los principales motivos de la desaparición es la relación con el narcotráfico; cuando una persona es descubierta por miembros de los cárteles contrarios proceden a privarla de la libertad y a ejecutarla, declaró una víctima indirecta, dijeron los ciudadanos.
Otra de las causas señaladas en las desapariciones, específicamente de menores, es la sustracción por parte de alguno de los progenitores, lo que se conoce como violencia vicaria, que ocurre en los casos de separación de los cónyuges. Asimismo están las redes de trata de personas con fines de explotación sexual, que también forman parte del problema.
Una de las entrevistadas señaló que la falta de un transporte público confiable provoca que la ciudadanía se encuentre en situación de vulnerabilidad, debido a que tanto en Chetumal como en las comunidades aledañas, el principal medio de transporte es el taxi; sin embargo, este gremio se ha visto relacionado con diferentes delitos. Recientemente se encontró un vehículo de alquiler con tres cuerpos en descomposición dentro.
El tercer entrevistado declaró que las personas desaparecen por diferentes motivos, pero puso en primer lugar la trata de personas con fines de explotación sexual. Agregó que la venta ilegal de órganos también puede ser una causal.
Otra persona coincidió en que el principal motivo de desaparición de hombres jóvenes es el vínculo con el narcotráfico; sobre todo por la rivalidad entre los cárteles. También indicó el tráfico de órganos como otra de las causas, específicamente en el caso de los niños.
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La quinta entrevistada retomó el tema del narcotráfico, los llamados “ajustes de cuentas” que se dan entre cárteles contrarios y agregó las deudas como otro motivo por el que desaparecen a las personas.
Entre las zonas del municipio de Othón P. Blanco donde más desaparecidos se reportan está la Ribera del Río Hondo, principalmente las comunidades de Nicolás Bravo y Sergio Butrón Casas. Sin embargo, también en Chetumal comenzaron a aumentar los incidentes, sobre todo en las últimas semanas.
Entre los hechos que más consternaron a la ciudadanía está el de la joven enfermera Dulce Yareli, de apenas 22 años de edad, quien fue desaparecida y asesinada por su novio, y que luego de la autopsia se supo que estaba embarazada.
Aunque en este caso, el móvil no estuvo relacionado con el narcotráfico, la trata de personas o de órganos, despertó indignación en la comunidad debido en parte al hartazgo por la incapacidad de las autoridades estatales y municipales para resolverlo.
Asimismo, la sustracción de un empresario chetumalense dedicado a la venta de artículos de pesca, quien tenía su negocio a espaldas del aeropuerto de la ciudad, ocurrida en el 2023, fue otro hecho que estremeció a los habitantes de la capital del estado, sobre todo después de que se divulgaran los videos de las cámaras de seguridad en los que se grabó el momento en el que sus captores se lo llevaron. Y como ocurre en la mayoría de las desapariciones, la víctima fue hallada sin vida tiempo después.
Isla Mujeres
En este municipio hay 12 denuncias de desaparecidos, la mayor parte en la Zona Continental. En estas destaca el hermetismo de las autoridades.
El caso más dramático es el de la menor Fernanda Cayetana Canul Blanco. Su madre, Deysi Blanco Chi, quien encabeza la organización “Madres Buscadoras de Isla Mujeres”, participó en julio pasado en la búsqueda de cuerpos en las lagunas Salina Grande y Makax.
El 31 de octubre del 2023 también desapareció Arnulfo Valdez Saucedo, residente de la Zona Continental, con él la cifra de no localizados en los últimos cuatro años llegó a nueve.
El primer caso, en el 2020, fue Carlos Alejandro Cahuich Balam, de 42 años de edad; luego desaparecieron el menor Francisco de Jesús Chávez Celis, de 17 años; y los primos Manuel Figueroa Chávez y Benjamín Figueroa García, también en el continente.
Asimismo se cuenta a René Alfonso Miam Poot, quien fue visto por última vez el 24 de julio del 2023, cuando ingresó a la cooperativa “Makax”, según fotos del C2; luego fue obligado a subir a una motocicleta con otras dos personas en el malecón Rueda Medina del Centro Histórico de la isla.
Aunque está prohibido que haya tres ocupantes en estas unidades, los agentes de Tránsito Municipal le permitieron avanzar 4 km en esa principal vía.
En una entrevista telefónica desde Yucatán, estado donde reside, José Miam Poot, hermano del desaparecido, señaló que las autoridades ministeriales de Isla Mujeres le dijeron que la carpeta de investigación FGE/QROO/IS/07/158/2023 no muestra ningún avance.
Las autoridades alegaron que no tienen suficiente personal para avanzar en las indagaciones, aunque hay versiones que apuntan a que los presuntos implicados en el secuestro laboraban por la playa de Perla Negra, pero la Fiscalía General del Estado no ha investigado.
Lázaro Cárdenas
Según las autoridades, la cifra de desaparecidos en este municipio es cero, pero las alertas emitidas contabilizan tres en lo que va del año.
Aquí no muchas personas se atreven a aventurar un motivo, porque debido a la baja incidencia el tema no les es familiar. Únicamente piensan que se debe a que esas personas “andan en malos pasos”.
En febrero se emitió la ficha de búsqueda de dos pescadores extraviados en el mar, de los cuales hasta ahora se desconoce su paradero. Su embarcación fue encontrada a varias millas náuticas de Cabo Catoche, fondeada y sin rastros de sus ocupantes; no se hallaron cuerpos.
José Cano y José Pacheco fueron reportados como extraviados por sus familiares y se emitieron las fichas de búsqueda, debido a que el día de su desaparición no se registraron afectaciones climáticas ni se encontraban en el paso de grandes embarcaciones. Asimismo, el hecho que el navío fuera hallado fondeado y sin daños aparentes hacen más extraño el caso.
En el puerto no se habla mucho del hecho, los habitantes afirman que no saben las causas de la desaparición, aunque sí existen muchas dudas al respecto, puesto que cuando una embarcación se voltea por mal clima o el paso de cargueros, siempre presentan algún tipo de daño.
El caso más reciente es el de un joven de la comunidad de Solferino, ocurrido en mayo pasado, cuando alguien fue a su casa a recogerlo; sin embargo, no regresó y hasta la fecha se desconoce su paradero y se mantiene la búsqueda por parte de los familiares, quienes no pierden la esperanza de localizarlo con vida.
Zona Maya: aumento sin precedentes
El crimen les ha arrebatado a los pobladores de José María Morelos y Felipe Carrillo Puerto la tranquilidad que antaño caracterizaba a las comunidades; ahora viven con miedo, y aunque han exigido a las autoridades mayor presencia policiaca, así como celeridad en la resolución de los delitos, en el primer municipio suman 11 personas desaparecidas, así como 57 en el segundo.
Según los ciudadanos, esta situación es reciente, ya que antes consideraban que la zona era segura. Aunque se reportaban casos de personas extraviadas, estas solían perderse en el monte y eran localizadas sanas poco después.
Las desapariciones en esta demarcación iniciaron en marzo del 2019, recordaron los ciudadanos Demetrio S. F., Santiago J. C., Juan M. T., y Carlos P. C. Esa vez, tres jóvenes de Chunhuhub desaparecieron luego de asistir a una tardeada musical.
La camioneta de las víctimas fue encontrada intacta sobre la calle Bacalar, donde la estacionaron la noche anterior. “Desde esa vez, las cosas en esta ciudad empezaron a enrarecerse”, comentó Demetrio; según él, la situación está relacionada con la venta de drogas.
Santiago J. C. opinó que las desapariciones están vinculadas con la llegada de la delincuencia a la zona, e incluso las autoridades municipales mencionaron en una ocasión que el aumento de ejecuciones y “levantones” se debía a que algunos jóvenes se involucraron con la delincuencia.
“Las personas que se dedican a trabajar honradamente difícilmente desaparecen, a menos que las confundan con quienes están metidos en esos negocios ilícitos”, manifestó.
Por su parte, Carlos P. C. señaló que las desapariciones en la ciudad suelen estar relacionadas con gente que tiene tratos con la delincuencia.
“Cuando esas personas no cumplen con lo que los mafiosos les piden los vienen a levantar, y en esos casos es difícil que la autoridad pueda hacer algo por ellos”, afirmó.
Añadió que, aunque hay quienes desaparecen por motivos personales o familiares, estos generalmente reaparecen sin mayores problemas. Sin embargo, aquellos que son “levantados” casi nunca son localizados con vida, lamentó.
Exhortó a los padres de familia que vigilen de cerca a sus hijos, que sepan dónde están y con quién se juntan, ya que la situación en la ciudad es cada vez más difícil por la llegada de “gente mala”, concluyó.
En Felipe Carrillo Puerto, las comunidades en las que más se han dado las desapariciones son Yalchén y Chunyah.
En la primera se registró un caso en la madrugada del 5 de septiembre, cuando arribó un supuesto comando armado, a bordo de varios vehículos, ingresó a dos viviendas y se llevó a tres personas, entre estas un menor de edad. Al principio solamente fueron denunciados dos casos; el tercer reporte se hizo 12 días después.
Las dos primeras víctimas fueron Eleuterio Tun Castillo, de 43 años y su hijo Jesús Amado Tun Ay, de 14. El tercer agraviado fue identificado como Armando Poot Moo, de 34 años de edad. Hasta el momento se desconoce del paradero de dos de los tres agraviados, por lo que se mantienen activas las fichas de búsqueda.
Otro de los casos de privación ilegal de la libertad se registró el pasado 15 de marzo, en la comunidad de Chunyah, cuando un supuesto comando armado, “levantó” a Armando Chablé Monzón, de 24 años de edad.
Asimismo, Jesús Laberto Basulto Cituk, en la ciudad de Felipe Carrillo Puerto, fue extraído de su casa de manera violenta.
El 27 de enero del presente año fue privado de la libertad Jesús Alberto Choc Díaz, aunque días después fue localizado su cuerpo, embolsado en un paradero de la Carretera Federal 307, junto a otra segunda persona que fue sustraída en la localidad de Uh May, el 29 de enero, identificada como Alejandro Fonti Ciella.
Hasta ahora José María Morelos no se ubica como un “foco rojo” de desapariciones; sin embargo, la inseguridad ya permeó en localidades donde nunca se habían presentado situaciones delictivas, como San Diego, Villa de Dziuché y Kankabchen.
El 28 de mayo, en San Diego, se informó la desaparición de Prudencio Cherres Castro. Según el reporte realizado por su padre, Marcelino Cherres, tres hombres se lo llevaron en un Chevy rojo. Marcelino solicitó que lo buscaran en las cercanías de San Marcos Viejo, por los caminos rurales, y en la zona de las sascaberas ubicada a la entrada de Santo Domingo.
El lunes 3 de junio, se informó sobre otro desaparecido, Jesús David Medina Sosa, residente de la villa de Dziuché. Según la Fiscalía General del Estado, desapareció el 28 de mayo junto con otra persona del poblado. No obstante, hasta donde se sabe, los familiares no presentaron la denuncia.
En agosto no se reportaron casos de personas desaparecidas en José María Morelos. Sin embargo, el 6 de septiembre, la Fiscalía volvió a emitir una Alerta AMBER para localizar a Abelardo C. B., de 17 años, vecino de Kancabchén, cuyo paradero es desconocido hasta el día de hoy.
El 14 de este mes, la fiscalía emitió otra alerta, esta vez para la búsqueda de Diddier Eliel Benítez Poot, de 28 años, residente de la cabecera municipal.
Playa del Carmen: el dolor en carne propia
Miles de personas llegan a este destino turístico para crear un mejor futuro para sus familias, aunque nunca imaginaron que sería el último lugar en donde verían con vida a sus seres queridos.
En Playa del Carmen, la cifra de desapariciones ha llegado a 181 en lo que va del año. Las imágenes de personas no localizadas adheridas a muros, puentes y vidrios de los establecimientos pasan desapercibidas para la mayoría de los solidarenses, quienes simplemente siguen de largo; sin embargo, quien se acerca a estas impresiones puede ver a adolescentes, mujeres y hombres que han dejado a sus familias viviendo con la incertidumbre y la angustia de no saber qué ha pasado con ellos; si están vivos, sanos, si tienen hambre o frío; sólo les queda la esperanza de que algún día regresen a sus brazos.
Las colonias donde ha sido reportado el mayor número de desapariciones son Luis Donaldo Colosio Murrieta, Gonzalo Guerrero y Ejidal, entre otros.
Asunción Gerónimo Félix denunció la desaparición de su madre y padrastro, Gumercinda Gerónimo e Idelfonso Kinil, el 12 de julio del 2023, pero el regreso de sus restos óseos mató la última esperanza de volver a verlos con vida. Aunque ahora tiene un sitio para llorarles, todavía le queda la inquietante duda de saber qué pasó y quién los asesinó en medio de la selva.
Recordó que por meses se dedicó a la búsqueda de su madre, quien habitaba en la población de Tunich Há, y que junto con su pareja sentimental partió hacia el municipio de Lázaro Cárdenas para abrir una mensura.
Asunción vivió en carne propia la impotencia de no hallar a su mamá y el desinterés de las autoridades, debido a que en un principio, la Guardia Nacional y los agentes de la FGE suspendieron en medio de la selva, habiendo encontrado un pequeño campamento, en el que se presume que sus familiares estuvieron.
A través de una llamada del comisariado ejidal de Lázaro Cárdenas, el 23 de enero del 2024, Asunción Gerónimo Félix se enteró del hallazgo de los restos óseos y desde esa ocasión dieron parte al licenciado Geovanni, de la Fiscalía General del Estado, quien estaba encargado de la búsqueda. El camino en la selva baja fue salvaje, describió la entrevistada, ya que tuvieron que recorrer, primeramente, desde Tunich Há alrededor de 13 kilómetros, para luego seguir a pie más de 16 kilómetros, en medio de la maleza, moscos, calor y los millones de hoyancos que hay en el suelo.
La víctima indirecta indicó que, hasta el mes de abril pudo comprobar por los exámenes de ADN que los restos óseos eran de su mamá, mientras que, en mayo, se comprobó los de su padrastro.
Con las pruebas de la antropóloga forense se determinó que Idelfonso Kinil sí fue herido por un disparo de arma de fuego 9 milímetros en el tórax, cuando él sólo tenía una escopeta para espantar a cualquier animal. Pero lo más extraño es que todavía no determinan la causa de la muerte de su mamá, ya que los peritos le comentaron que probablemente Gumercinda falleció por un paro cardíaco en su desesperación por ayudar a su pareja.
Destacó que persiste la interrogante de saber quién asesinó al señor Kinil y, en consecuencia, a su madre, quienes sólo eran unos humildes ancianos que estaban abriendo camino. “Yo me tuve que ir de Playa y a mi hijo chiquito lo tuve que sacar de la escuela, porque a mí me amenazaron por medio de una llamada telefónica”, contó.
Hoy, Asunción Gerónimo tiene dónde ir a llorarle a su mamá, al saber que está enterrada en el cementerio general junto con su padrastro, pero la lucha para esta madre de familia continúa.
“Hasta la fecha no me puedo recuperar de esto, porque lo sigo viviendo en carne propia. El mes pasado enterramos a la hermana del señor Kinil, quien fue mi compañera en la búsqueda y trámites, porque con la desaparición de mi mamá, estuve sola y no tuve apoyo de mi familia; estuve a punto que me diera un infarto, enfermé en la búsqueda”, reveló la playense, quien requiere con urgencia un gran apoyo terapéutico.