Los casos de violencia en los hogares del municipio de Solidaridad suelen registrar un promedio de 15 quejas mensuales, según la asociación civil Eleonora Mendoza, dirigida por Miriam Salgado. En una entrevista con Por Esto!, Salgado explicó que la violencia física y psicológica sigue un patrón cíclico, mostrando una disminución durante los periodos de asueto.
“La violencia es cíclica y algunos casos también están de ‘vacaciones’. En estos momentos no hay mucha violencia porque la gente se va de vacaciones, visita a la familia o sale a pasear. Es después de las vacaciones cuando la incidencia vuelve a aumentar”, señaló Salgado.
La especialista en derecho explicó que el aumento de la violencia está relacionado con el clima familiar, especialmente cuando la diversión cesa y los recursos económicos escasean. Salgado indicó que en este periodo la violencia se encuentra en "stand by", pero que con el inicio de las clases se observa un repunte similar al que ocurre en diciembre, cuando la violencia disminuye debido a los aguinaldos y las festividades familiares, sólo para volver a aumentar en enero tras el fin de los festejos.
"Mensualmente, recibimos bastantes casos de violencia, principalmente en busca de asesoría por pensión alimenticia y amenazas como ‘te voy a quitar al niño’. Atendemos unos 15 casos al mes, y cuando identificamos un caso urgente que está a punto de estallar, intervenimos para evitar que la mujer pierda la custodia de sus hijos", detalló Salgado.
Sobre los casos reincidentes, Salgado mencionó que una mujer puede experimentar hasta siete episodios de violencia antes de separarse definitivamente de su pareja. “La estadística muestra que una mujer puede pasar por crisis de violencia hasta siete veces, pero no hay una octava; las crisis suelen resolverse a la séptima vez”, añadió.
La abogada también destacó la necesidad de canalizar a las mujeres reincidentes con psicólogos, ya que muchas no se reconocen como víctimas. “La mayoría de las mujeres en Villas del Sol no se ven como víctimas; piensan que es normal porque es su marido o pareja y pueden hacer lo que quieran. Es un desafío hacerles ver que tienen derechos y que la violencia no es aceptable, sin importar el vínculo con su agresor”, concluyó Salgado.
GC