A pesar del buen momento que se vive en la temporada de anidación, varios pobladores de la zona costera de Yucatán señalaron la falta de vigilancia, ya que se han encontrado quelonios heridos a causa de ataques. También se han reportado saqueos de nidos en la playa por la perturbación del ser humano y la presencia de perros ferales.
En este puerto, el arribo de decenas de familias a sus residencias veraniegas ha sido factor para que las tortugas que acostumbran llegar a la playa se vean obstruidas mientras llevan a cabo su proceso de reproducción. Pobladores locales han comenzado a exhortar a los residentes temporales a no cometer actos considerados de riesgo.
“No hace caso la gente que viene a vacacionar. El jueves pasado vimos a una pareja en una cuatrimoto paseando a menos de los 30 metros requeridos fuera de la orilla del mar. A nosotros nos cuesta mucho que hagan caso, se necesita que las autoridades pongan sanciones o por lo menos permanezcan vigilando la playa de manera permanente”, expresó Alejandra Torres, quien comparte la zona residencial con varias familias de la capital yucateca.
Otro problema es que las familias acostumbran llegar con sus compañeros caninos, los cuales ya han atacado a algunos ejemplares, según externaron los pobladores permanentes del área comprendida entre Chicxulub y el puerto hermano de Uaymitún.
Aparte, en toda esa extensión hay numerosas jaurías que por instinto propinan mordeduras a los animales marinos. Son los habitantes locales los que proceden a otorgar curación y atención necesaria, para después turnar los casos a las autoridades competentes del Campamento Tortuguero del Centro de Estudios Tecnológicos del Mar en Yucalpetén.
El titular del Campamento Tortuguero, Carlos León Aguilar, señaló que actualmente atienden a cinco ejemplares los cuales están en rehabilitación; uno de ellos fue atacado en días pasados por lomitos callejeros.
Además, varios bañistas han sido testigos de los nidos que han sido saqueados por sujetos desconocidos. Se deduce que la oscuridad en la playa, debido a la nula iluminación pública, es aprovechada por cazadores furtivos.
Mientras que en la Reserva de la Biosfera de Ría Lagartos, las crías de las tortugas marinas peligran por la perturbación del ser humano y la presencia de perros ferales, señalaron voluntarios que todos los días hacen una titánica labor para poder garantizar que tras la eclosión todas las tortuguitas lleguen al mar para iniciar su vida.
Arenales y zonas de la costa que representan poco más de 70 kilómetros de playa, son el santuario de las tortugas carey y blanca que llegan a desovar de abril a noviembre. “Desde su llegada, estos quelonios enfrentan graves problemas”, apuntó el biólogo José Cruz Hoil Rajón, quien forma parte del equipo para la protección y supervivencia de las especies marinas, en especial las tortugas.
Señaló que, tras la anidación y desove de los ejemplares, los nidos son marcados con estacas y pintura, pero a pesar de las marcas hay personas que optan por llevarse los huevos y otros por curiosidad dañan los nidos, a lo que se suma la amenaza por parte de perros ferales y domésticos, mapaches y zorros, entre otras especies depredadoras.
Aunque no se tiene un registro exacto del daño causado, los voluntarios culpan a la intervención del humano, y es por ello que todos días están al pendiente de cualquier reporte sobre las crías en la playa para trasladarse al lugar y asegurarse de que lleguen al agua.
Por ello, exhortan a las personas a respetar las áreas delimitadas de los nidos y que hagan conciencia que al momento de encontrar una cría la ayuden a llegar al mar, en lugar de ponerse a jugar con ella o causarle algún daño.
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Debido a lo anterior, varios animalistas y defensores de las tortugas carey, que se encuentran en peligro de extinción, se han hecho presentes en redes sociales y medios de comunicación del estado para pedir mayor atención en la zona costera por parte de las autoridades municipales.
“Estamos teniendo constantes ataques de perros callejeros a las tortugas marinas que llegan a la playa para anidar. También hemos registrado la destrucción de sus nidos en Chelem, Chuburná, Chixchulub, Telchac y otros puertos. De qué sirve que esterilicen a los perros si los sueltan en la calle y una vez hambrientos atacan a los quelonios”, externó Eileen Brito.
La situación no es extraña para Progreso y sus comisarías, ya que el año pasado también se registraron sucesos parecidos. Incluso, durante la temporada del 2023 falleció un ejemplar de más de 50 kilos de peso, que fue mutilado por varios canes, a escasos metros de la zona de antros de Chicxulub.
GC