Los médicos tradicionales de Yucatán, en específico los llamados hueseros o sobadores, se encuentran en peligro de desaparecer.
Actualmente, en este municipio de Peto sólo quedan tres, entre ellos el señor Eleazar Tah Aké, quien tiene más de 30 años dedicándose a la labor de manipular el cuerpo para sanar las torceduras o la descolocación de huesos.
En entrevista con POR ESTO!, Tah Aké, quien vive en un predio de la colonia Tres Cruces, señaló que aprendió a remediar las lesiones del sistema óseo gracias a las enseñanzas de sus ancestros, su abuelo, padres y tíos.
Indicó que después de varias generaciones, continúa ganándose el sustento diario con este oficio.
Explicó que casi no tiene descanso, por la cantidad de pacientes que atiende, y entre las personas que lo visitan están principalmente deportistas, policías y albañiles provenientes de diferentes regiones; aunque también viaja a otras poblaciones cuando se le requiere.
Tah Aké detalló que ser un huesero es una responsabilidad, ya que se debe conocer las posiciones en las que se encuentran los huesos de hombros, brazos, pies, entre otros, los cuales se deben acomodar con mucho cuidado.
Detalló que también atiende a niños y adultos mayores, y que solamente recibe un pago de acuerdo a la situación económica del paciente, pues hay personas que no tienen recursos económicos, pero que requieren el tratamiento o su vida peligra.
Advirtió que hay personas que se quedan con discapacidad y no pueden caminar de nuevo por no acudir a un huesero en su momento, ya que no se debe dejar pasar una descolocación por mucho tiempo.
Tah Aké también dio a conocer que ha observado a un gran número de personas con desgaste de hueso debido al alto consumo de alimentos chatarra, que ocasionan osteoporosis, por lo que es difícil el tratamiento debido la suavidad o fragilidad de dicha estructura.
El huesero de Peto puntualizó que es importante el masaje o la sobada del esqueleto cada determinado tiempo para que la sangre pueda circular, pues es una de las causas por las que se presentan los infartos, ya que el cuerpo necesita relajamiento.
Por último, sostuvo que para que los conocimientos no se pierdan, se encuentra enseñándole esta práctica a sus hijos.
GC