A casi dos semanas de la contaminación de una vasta zona entre Kinchil y Celestún por los lixiviados de las granjas industriales de cerdos que rebosan en los cenotes a flor de tierra, el panorama para los productores milperos se agravó con un brote de gusanos que devoran los cultivos del maíz.
De acuerdo con los testimonios de milperos del Poniente, las excretas de los cerdos favorecieron la presencia de moscas en los cultivos, y con ellas surgió una plaga de gusanos que deja las plantas en varejones, sin maíz.
Como informamos, con la caída de las últimas lluvias, en una amplia zona comprendida entre Kinchil y Celestún, el agua de los cenotes a flor de tierra rebasó su nivel y dejó numerosos caminos, milpas, apiarios y centros productivos con zonas de encharcamiento de líquido oscuro, pestilente, contaminado con las heces fecales generadas en las granjas industriales de cerdos.
El punto crítico de la contaminación se ubica a la altura de la carretera el kilómetro 63.5, con destino a Celestún, a unos 20 kilómetros de Kinchil. Es una zona de difícil acceso por el nivel del agua. Entre los más afectados están los apicultores, cuyas cosechas de miel perdieron la calidad de exportación, pero con esas aguas se riegan cultivos de cítricos, pitahaya y pepino.
Guadalupe Dzul Pech, ejidataria de Kinchil, relató que cuando van a regar sus cultivos se siente el mal olor en el aire: “Es un problema que se agravó hace tres años, con las inundaciones de las tormentas Amanda y Cristóbal; esa vez el excremento de los cerdos cruzó la ciclopista, llegando hasta la carretera”.
“Las plantas biodigestoras de las granjas de cerdos son insuficientes, se saturan, pasa el lodo a través de los cenotes y cuando llega a los cultivos, toda la vegetación se muere; el ácido de la orina del cochino la mata”, añadió.
Aunque las aguas negras se secan, continuó, generan demasiadas moscas, que a su vez atraen gusanos que se alimentan de las plantas de las milpas, en especial del maíz.
“Es una cosa exagerada. Está saliendo el maíz y los gusanos se comen todo, sólo dejan el palito de las matas. La primera vez que sufrimos la plaga de gusanos fue hace dos meses, pero ya volvieron a brotar. No creo volver a sembrar maíz, porque ya nos pasó el tiempo”, indicó.
Guadalupe Dzul explica que se buscan formas de afrontar el problema de la contaminación y las plagas, ya que no hay una vigilancia sanitaria estricta a las granjas industriales de cerdos: “Los dueños de las granjas tienen mucho dinero y socios muy importantes en el Gobierno. Se saben impunes”, detalló.
GC
