Luego que sus jefes, los diputados locales, dejaran de asistir a la sede del Poder Legislativo, muchos de los asistentes, secretarias y secretarios técnicos siguieron el mal ejemplo y “desaparecieron”, porque no se les ve por ahí ni para cobrar, porque reciben su salario -que está en promedio sobre los 30 mil pesos mensuales- vía transferencia.
Los “privilegiados” del piso 8, tras la jornada electoral del 2 de junio, en la cual su jefe, el presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política, Víctor Hugo Lozano Poveda, perdió su aspiración a una diputación federal, no se les ha vuelto a ver en la sede legislativa; son los casos de Irving Manuel Ayuso Méndez, Samantha Patricia Amor Hernández, Guelmi Pérez y Rubén Solorzano Sélem, aunque todos continúan recibiendo puntualmente su salario completo.
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A Lozano Poveda, su jefe, no se le ha visto tampoco ni en el edificio, ni en algún acto público, ni siquiera en los que encabeza el gobernador Mauricio Vila Dosal, y en los cuales aparecía invariablemente; el pasado martes, en la entrega de equipo a la policía, mandó Luis Rene Fernández Vidal como su representante.
A otro que tampoco se le ve por el congreso es a Alejandro Antonio García Basto, a quien se le paga por estar en la Junta de Gobierno la no despreciable cantidad de 45 mil pesos mensuales. Se sabe que algunas personas del personal que antes cobraba en el Congreso del Estado, ahora han sido colocados en la Agencia de Transporte de Yucatán como por ejemplo a Sergio Rico y Jerónimo Ledezma, mientras a otros que contrataron bajo engaños de que tendrían base sindicalizada los dejaron colgados.
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En general, los legisladores se han despedido incluso del personal del Congreso y empiezan a llevarse sus pertenencias, como es el caso de los legisladores Ingrid del Pilar Santos Díaz y Raúl Antonio Romero Chel, que el pasado martes sacaron todas sus pertenencias de las oficinas que tenían asignadas.
Así se las gastan hasta lo último los faltantes diputados de la 63 Legislatura de Yucatán, que presumió su histórica mayoría femenina, que de muy poco o nada sirvió y está concluyendo como para no olvidar por lo mala que resultó.
GC