Los peluches se han convertido en uno de los recuerdos más significativos que los viajeros se llevan a sus destinos, como se pudo observar ayer en la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de Cancún (AIC), donde varias familias, especialmente niños, llevaban en brazos a su personaje favorito o figuras de animales, como tortugas y otras especies marinas.
Alejandra Rojas, originaria de Monterrey, comentó que sus hijos generalmente no quieren muchas cosas, pero al ver a su personaje favorito no pudieron resistirse, y ella no se pudo negar.
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“Es la primera vez que visitamos Cancún. El viaje se organizó específicamente para acudir al parque temático que mis hijos vieron en un video en YouTube hace unos dos años. Por complicaciones económicas no habíamos podido realizar el viaje, pero valió la pena porque superó nuestras expectativas”, explicó.
Otra familia, los Fernández, que también asistió al mismo parque temático, adquirió un peluche del personaje principal, pero caracterizado de mariachi. Ary comentó que este representa los mejores recuerdos de sus vacaciones y que, además, es parte de su colección, ya que es una gran fanática.
Raquel Ortega, residente de Ciudad de México, relató que, durante su visita a algunas playas, su hijo solo preguntaba por las tortugas, aunque no tuvieron la suerte de ver una. Más tarde, en un recorrido por la terminal, vieron en una tienda a varias de felpa de distintos tamaños.
“Mi hijo se enamoró de una tortuga de peluche. Ahora dice que es su nueva mejor amiga y no se separa de ella. Sin duda, es un recuerdo divertido de nuestras vacaciones en Cancún y de nuestras aventuras en el mar”, comentó.
“Compré un peluche de iguana en un mercado local. Me recordará nuestra visita al parque temático, donde realzan todo lo relacionado con la cultura maya. Es un recuerdo único de mi viaje; además, lleno de aprendizaje. Mi hija ya se adueñó de él y no lo suelta; estoy segura de que hasta lo pondrá en su habitación”, señaló Estefanía Vázquez.
Ricardo Suárez, por su parte, compartió que compró un manatí de peluche, ya que a su esposa le gustan y siempre ha soñado con ver uno en persona, aunque no tuvieron suerte. Sin embargo, su visita al acuario fue un éxito, y desean conservar ese recuerdo en sus memorias.
Comentó que ya tienen un lugar asignado para el peluche, en la pequeña oficina de su casa; así, cuando sienta estrés por el trabajo, pueda verlo y recordar los bellos momentos vividos.