La proliferación de perros en las calles se ha convertido en un serio problema de salud en la Entidad, ya que de acuerdo con datos de la Secretaría de Salud Federal, durante el 2023 cada dos horas fue internada una persona en el hospital a causa de mordeduras.
En el año citado, 4 mil 481 personas fueron víctimas de mordidas de lomitos, lo que representó un aumento del 30.49 por ciento en comparación con 2022, cuya cifra fue de 3 mil 434. La inquietud es que el 60 por ciento de los atacados son menores de edad, que al ser inquietos son el blanco preferido de estos animales.
Esta situación se registra en los 106 municipios de Yucatán, donde según estimaciones de la Secretaría de Salud Estatal, hay más de 500 mil mascotas, de las cuales dos de cada cinco, que representan un total de 200 mil, deambulan por las calles.
En el Centro de Salud Urbano de la Ciudad de Reyes se atienden a dos personas por semana o 24 por año por mordeduras de canes, pero estos no son los únicos casos, ya que la mayoría de las familias acude al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) o a clínicas privadas.
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Gran parte de los accidentes tratados fueron mordidas en las extremidades inferiores y las causas fueron el descuido de los dueños, la bravura del ejemplar, o bien, que el perro atacó por sentirse amenazado o ser lesionado.
El responsable de la promoción de la Salud en el nosocomio, Alfredo Couoh Kuyoc, señaló que al ser agredida una persona por un sabueso es importante lavar la herida con abundante agua y vigilar al animal para poder saber si se debe acudir al hospital para recibir atención médica.
Apuntó que el problema es la proliferación de callejeritos, que mayormente rondan por el mercado, Palacio Municipal, vías céntricas y basureros clandestinos, los cuales representan un riesgo para la población por no estar vacunados, además de que son portadores de otras enfermedades como la sarna.
El inconveniente también se debe a la falta de albergues, pues como se recordará, el alcalde Pedro Couoh Suaste en su precampaña prometió construir un refugio, pero no cumplió.
Otro municipio que ha registrado un aumento de lomitos que viven en la vía pública es Peto. “En el parque principal y el zoco, los canes siguen a las personas y riñen en las calles, poniendo en peligro a los niños y adultos”, expresaron algunos vendedores semifijos.
A su vez, varias madres de familia que llevan a sus hijos a la escuela hicieron notar que la calle 30 entre 33 y 35 es muy peligrosa, ya que hay una jauría que riñe por las mañanas y ladra a los pequeños que se dirigen al plantel educativo.
Otro lugar donde se observa esta situación es en los alrededores del vertedero, donde se suele abandonar a los animales, que incluso han propiciado accidentes al atacar a los motociclistas de las comisarías que transitan por esa vía que conduce a Ichmul.
Los vecinos recordaron que hace dos años se construyó un albergue para callejeritos, pero hasta el momento el problema no se ha podido solucionar, por lo que el aumento de los sabuesos tiene en jaque a las autoridades.
Respecto a los datos de la Secretaría de Salud Federal, se destaca que además de las hospitalizaciones por agresiones de perros, el año pasado 561 personas fueron atendidas en Yucatán por mordeduras de otros mamíferos como gatos, mofetas, mapaches, etc.
Asimismo, 135 recibieron tratamientos por ataques ofídicos, 27 por intoxicación por picadura de alacrán, 98 por contacto traumático con avispas, avispones y abejas, y 46 por intoxicación por ponzoña de la fauna silvestre. En total, durante el 2023 en el Estado fueron internadas 5 mil 368 personas a causa de agresiones de animales, de las cuales el 80 por ciento fueron víctimas de canes sin hogar.
Aunque la problemática aumentó en un 3.85 por ciento, se impusieron récords en agravios de sabuesos, otros mamíferos y serpientes, pues se registraron las cifras más altas desde 2012 a la actualidad.
Las hospitalizaciones por mordeduras de otros mamíferos tuvieron un incremento del 39.55 por ciento respecto al año pasado; los ataques ofídicos incrementaron un 3.85 por ciento, la tasa más alta en 12 años. Mientras que tuvieron una reducción las incidencias de intoxicación por picadura de alacrán, en un 15.62 por ciento; el contacto traumático con avispas, avispones y abejas, en un 5.77 por ciento, y la intoxicación por ponzoña, en un 14.81 por ciento.
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NM