Con el transcurso de los años el sector juvenil se va retirando de las actividades campesinas para buscar otras dentro o fuera de la ciudad. Los muchachos señalan que es muy bajo el valor que se paga por los productos en comparación con años anteriores cuando las cifras eran niveladas.
Los antiguos labriegos de la ciudad afirmaron que después de que las desfibradoras de henequén que había en el poblado dejaron de funcionar, desde hace más de 30 años, varios de los campesinos comenzaron a paralizar sus producciones y a buscar otras fuentes de empleo. La mayoría realizó viajes al Caribe para probar suerte por la alta llegada de turismo, pero no regresaron de nueva cuenta.
Ahora, esta situación se vuelve a repetir con la crisis que enfrenta el campo por el poco valor que tienen las hortalizas al momento de ser pagadas al productor, mismo que ha orillado a varios de los trabajadores a ir abandonando sus tierras y dedicarse a otras actividades como el comercio. “Ya el campo no es como antes, los jóvenes ven lo poco que les pagan y ya no se animan a sembrar. Ahora la mayoría, si no es que todos, se van hacia la capital yucateca”, lamentaron.
Al respecto con la actividad agricultora, dos jóvenes mencionaron que salir y buscar otras oportunidades laborales los ayudará a tener mejor crecimiento personal y profesional que quedarse y trabajar las tierras que actualmente ya se encuentran sobreexplotadas, además de que el pago de los productos es demasiado bajo. “Tenemos familiares que cultivan hortalizas, es triste porque a ellos les pagan menos y en las tiendas se vende más caro. Incluso ya no hay tierras buenas para realizar la siembra”, comentaron Joshua Cetina y Miguel Ortiz.
Armando Balam, antiguo agricultor, precisó que actualmente los muchachos tienen planteados otros proyectos laborales, como en las empresas maquiladoras o en la capital yucateca una vez que han terminado de estudiar en la universidad. No obstante, el hombre puntualizó que otros de los factores que han influido a esta nueva era son la tecnología y cómo el ser humano ha ido evolucionando.
El campesino señaló que cada vez son menos las personas jóvenes que se dedican a las tierras ejidales, pues los que están tienen un rango de edad de 50 a 70 años, que por herencia o falta de estudios lo continúan realizando. Agregó que los antiguos labriegos que hay en el poblado y sus comisarías salen de sus viviendas a las 2:00 horas para poder arribar a sus tierras y retornar a las 7:00 horas para que los rayos del Sol no les afecten.
En estos tiempos, la mayoría de la juventud ha estado aprendiendo idiomas para abrir más campos laborales en lugares y zonas turísticas dentro y fuera del estado. “Una vez que sepas hablar idiomas, inglés sobre todo, ya la hiciste. Por eso se están yendo muchos y les va bien en el Caribe”, aseveró.
El agricultor afirmó que no ve a futuro que se siga manteniendo el campo como lo han tratado de hacer los últimos parcelarios de la ciudad, señalando que con el transcurso de los años se han ido abriendo otras brechas y se deja la producción agrícola a un lado, sobre todo el henequén y el cultivo de hortalizas, que fue éxito de producción en la comunidad años anteriores.